miércoles, 16 de marzo de 2016

The Wilderness

Amanecemos en Tullah. Es una ciudad minera y en la plaza del pueblo conserva un poco de historia, incluido el tren de vapor que transportaba el mineral. Justo aquí se extraía galena, plata y plomo.

Al fondo se ve la montaña de Murchison, también usada para la minería. De camino vemos el lago Roseberry con una perspectiva diferente. Con la luz del amanecer es como un espejo de árboles.


Antes de seguir penetrando en la zona salvaje se pasa por el resto de la zona minera, nos saltamos casi todo menos Queensland. Para llegar alli se pasan varios bosques y lagos, ya no retengo los nombres, Las minas de cobre han destrozado los alrededores de Queensland pero el pueblo tiene el encanto de un pueblo del oeste,  con su tren de vapor,  sus hoteles y sus tiendas de madera.


Las historias también son muy del oeste, de conquista y competencia, de nuevos conquistadores donde sólo puede quedar uno, donde se generan nuevas fortunas y algunas miserias. Y de crímenes y traiciones. Aquí la más destacada la relacionada con un incendio en una mina por venganza que mató a decenas de mineros,  el entierro más grande de Australia.

Y empezamos a atravesar el bosque de oeste a este, la carretera que cruza los parques nacionales,  la única.  Y que permite parar en algunos paseos estupendos. El primero en las cataratas Nelson, un pequeño paseo de bosque húmedo con sus helechos árbol y su vegetación prehistórica. Las cataratas son fotogénicas, pero pequeñas.


Tasmania estuvo unida a Australia y la Antártida y America cuando la masa de tierra se separó en dos. Son cosas que has estudiado pero que se te refrescan muy bien aquí.  Por eso vi araucarias en Chile y aquí. Por eso en la siguiente separación Australia,  Tasmania y Papua se quedaron en el siguiente nivel de evolución, con marsupiales cuando en el resto del planeta dominan los mamíferos de placenta, y con el eucalipto como el árbol símbolo de la resistencia al fuego y a la sequía. 

De camino al siguiente paseo tenemos el encuentro del día. Casi atropello a un equidna. Bajamos de la furgoneta y lo encontramos entre los arbustos. Es otro bicho raro pero encantador. Como un erizo con pelo suave, una nariz con la que busca bichos en la tierra y una lengua de oso hormiguero. Además es el único que se reproduce como el ornitorrinco, pone huevos pero luego amamanta a sus crías,  y además es marsupial. Es un bicho raro, pero muy bonito al natural


Entramos en el parque nacional de los rios salvajes Franklin y Gordon. El río Franklin no tiene más de 150 kilómetros de largo pero por él se inició la lucha contra el desarrollo hidroeléctrico en la zona que terminó con el reconocimiento de la Unesco.

El paseo es muy bonito, es realmente el paseo de las setas y los hongos, las hay de todos tamaños y colores, seguro que siendo Australia muchas venenosas. El río no es gran cosa, pero el paseo es muy recomendable por los alrededores. Al salir nos tomamos unas salchichas con los locales y seguimos viaje. No viene mucho europeo por aquí creo.


Por la carretera se ve mucho motero y mucho coche antiguo, de colección, pero en uso. Las carreras aquí son ideales para ello, no se puede correr y si disfrutar del paisaje. No te va a adelantar nadie. Con las caravanas y las barbacoas esta es la siguiente gran afición tasmana. 

Finalmente llegamos al Parque Nacional St Clair por el otro lado por la zona del lago, y hacemos esta parte del trekking. Para mi gusto menos espectacular que el norte pero también bonita.

Son un par de horas de paseo, primero por el lago el más profundo en la isla. Luego por el bosque. Vemos algún wombat más y una serpiente,  esta más joven y mucho más  activa.


El paseo parece el de los gigantes caidos. Por todos lados hay grandes arboles en el suelo. Simplemente les cortan el tronco para dejar un paso para los humanos, algunos son realmente descomunales. En el avistadero  de ornitorrinco vuelve a no haber suerte,  este bicho se resiste.

También hay una zona dedicada a los aborígenes,  me imagino que por el cargo de conciencia. Aquí no dejaron ni a uno vivo,  los exterminaron  a todos, genocidio completo. Lo llaman la guerra negra. Con el último se hicieron una maleta con su piel, de hecho lo desenterraron para ello. No hace tanto, unos 150 años.


Atravesamos toda la zona de desarrollo hidroeléctrico del país buscando alojamiento. No hay ningún pueblo en cientos de kilómetros.  Paramos en Tarraleah y es donde descubro que no es un pueblo de verdad, sino uno construido para los obreros y que ahora se ha restaurado como centro turístico.  No tenia ni idea. La verdad es que no me gusta el sitio. Un poco falso, y con no demasiado encanto. 

Llegamos casi de noche a Ouse, el pueblo que recordaré como el de los cientos de cacatúas, parecen palomas en los sembrados, pero cuando levantan la cabeza les veo la cresta y paro la furgoneta. Arman un escándalo tremendo y cuando se echan a volar y a los árboles son un espectáculo.


En Ouse pido consejo local que vuelve a funcionar.  Menos mal que empiezo a buscar pronto, así que finalmente llegamos a un sitio estupendo cerca del lago Meadowbank, lleno de cisnes y con buenas vistas. De nuevo gracias al consejo local. Y muy cerquita del siguiente destino.



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