domingo, 27 de marzo de 2016

Banks Peninsula

Estoy en el país de los kiwis, animal, planta y local.... aunque para ellos la planta es fruta kiwi. Se ofenden. Las verdaderas antípodas. 20.000 kilómetros. 12 horas de diferencia. Más allá solo la Antártida. No se puede ir más al sur por aquí.

Voy a ver la isla sur, la que todo el mundo recomienda, sobre todo los locales. Hay que tener cuidado con las expectativas, aquí son muy altas, aunque no con todo, no espero los glaciares de la Patagonia, ni tampoco sus animales. Ni en número ni en tamaño.


Entro por Christchurch de madrugada. El peor control aduanero del viaje y casi de mi vida, sin corrupción y con mucha amabilidad pero infumable. A la una de la mañana contestando mil preguntas de tu vida, tu equipaje, los alimentos y hasta las conchas de la playa. Varios registros y varios escaneos. Claro que en Australia ya soporte el especial de rayos X y el de las bombas. Este me cae si o si en cuanto estoy un poco moreno o con barba. Ayer las dos cosas.

Cuando consigo salir del aeropuerto me espera una especie de hada madrina, Doxi, mi afítrion de air bnb que además de irme a recoger gratis al aeropuerto a estas horas me ha dado desayuno descomunal,  me ha dejado una Lonely Planet local y abrigos para el frío que no traía ninguno. Hasta un huevo de pascua y bollos para celebrar la semana santa. Un verdadero Angel. 

Christchurch es un sitio triste. Las guías hablan muy bien de la ciudad pero es totalmente exagerado. Es muy plano y los terremotos del 2011 la hundieron. Física y moralmente. Sólo murieron 185 personas - más de 300.000 en Haití por las misma fechas en un terremoto  más flojo - pero la ciudad se ha quedado desmoronado. Todavía todo el centro caído,  solares vacíos por todas partes, calles cortadas, .... la recuperación  es lentísima. Y parece ser que también mucha gente se ha ido, con las empresas y los trabajos. Hay muchas réplicas,  hay miedo.


He decidido coche aquí, a repetir modelo Cairns. Me da un poco de miedo el frio y creo que le sacaria poco partido a la campervan en tiempo limitado. Ademas aqui hay mas alojamiento que en Tasmania, con lo que espero el coche me de la flexibilidad y los hoteles la comodidad.

Estoy sorprendido por la cantidad de chinos que hay aquí de visita. No es que sean muchos, es la proporción. Más de 80% de los que venían en el avión - por  cierto, el primer avión con todos los letreros en inglés y chino-. En la agencia de alquiler lo mismo, pero además el que atiende es chino, habla chino, y todos los manuales y los carteles están en chino!!! Hasta la de información turística es China! !!! Llego a tiempo antes de la última invasión,  espero.

Paseamos un poco por el centro después de recoger el coche. Casi nada de pie. La catedral derruida, casi todo con andamios. Además de que hay poco que ver. Parece ser que la ciudad es pura tradición inglesa, pero en vez de pubs con iglesias, aquí la sociedad ha sido muy muy puritana. Hoy es Domingo de Resurrección y esta prohibido vender alcohol!!!!



Salimos rápido para ver la Península de Banks, la verdadera visita del día.  Al la lado de Christchurch hay una península formada por dos volcanes de hace millones de años que crean unas bahías espectaculares, de esos paisajes que esperas ver en Nueva Zelanda. 

La luz sin embargo es demasiado brillante, la luz australiana era perfecta. Hace demasiado sol,  quien lo iba a decir. No me quejo.  El paseo hasta la parte final de la península, Akaroa, lleva unas dos horas,  aunque hay sólo 75 kilómetros. 

Vamos por la carretera panorámica que va alrededor del segundo cráter,  es ridículamente perfecta. Parece de mentira. Una bahía que no tiene fin,  que parece un lago pero en la que finalmente se ve una salida al mar. Pero según avanzas por la carretera te van sorprendiendo otras bahías,  otras vistas del cráter y del mar. Y ya con ganado local, vacas y las tan locales ovejas.


La ruta termina en Akaroa, un pueblo con encanto, también demasiado perfecto. Ambiente de playa. Rodeado de colinas muy verdes. Veleros por todas partes. Y tranquilo para ser vacaciones de semana santa, hay gente, pero como un martes en el retiro. Músicos callejeros y un fish and chips, local, famoso y supergrasiento que nos comemos. En el agua cientos de aves y delfines.

El día se pasa volando y regresamos por el otro lado de la carretera, menos vistas y más cerca al mar, pasando por muchas bahías.  Mil curvas y lento, pero bonito, el día sigue volando.


Seguimos hacia el sur para adelantar un poco de camino para mañana, esta carretera es mucho más aburrida y tampoco muy rápida,  se me hace larga y tengo sueño. Nos han vuelto a cambiar la hora, esta vez dos horas y además el mismo día del cambio horario en Europa que aquí no aplica. No se ni a que día ni hora vivo.

A tiempo llegamos a Ashburton. El sol se pone todavía tarde, a las 19.30. En teoría venimos en temporada ya no alta pero todavía de luz y no mucho frio. A ver si se cumple. Hoy a domir en cabaña, y sin vino!!!


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