sábado, 12 de marzo de 2016

Launceston

Las 16 horas de lluvia nos hacen una mañana muy incomoda. En esta isla si llueve se puede hacer poco. Paramos en St. Helens pero sólo a ver la lluvia caer sobre el mar. Hoy vamos a ver la bahía de los fuegos, Bay of  Fires, pero el agua nos la apaga.

Los paisajes  son bonitos,  como los de ayer. Muy salvaje, con playas metidas hasta el bosque. Pero hoy con un agua terrible que permite disfrutar  poco y si acaso imaginar el paisaje, cuando amaina un poco nos asomamos a ver. Es una ruta pequeña de poco más de 20 km así que con este tiempo la termino en nada y cambiamos plan sobre la marcha.


Lo mejor que he hecho esta mañana es comprar ostras a la industria local, las cultivan por todos los lados. Aquí también se ve el coste de la mano de obra, una docena sólo 10 dólares,  si te las abren 15!! 

Dejamos la costa y nos adentramos en el interior buscando alguna atracción a cubierto, vamos a ver una fábrica de quesos,  pero poco de fabrica y mucho de tienda así que salimos pitando. Por suerte por este desvío encontramos las cataratas de San Columba. Es una especie de bosque húmedo tropical y a la vez bosque del norte, tiene un helechos descomunales, y el musgo y líquenes crecen en todos los árboles.  Las cataratas son las más altas de Tasmania y hacen un bonito salto.


Toda esta zona fue descubierta hace casi nada, de hecho casi todos los descendientes de los pioneros siguen por el valle.  Muchos descendientes de europeos del norte, ellos mismos bautizaron muchos de estos sitios. 

El cielo se apiada de nosotros y pasamos de la calefacción al aire acondicionado. El clima cambia rápidamente así que llegamos a comer con sol a Derby y podemos disfrutar de nuestras ostras al lado del río. Un local octogenario que tiene una caravana gigante me da pistas para dormir esta noche. Toda esta zona es de minas de estaño, pero me interesa poco. 

Toda la tarde conduzco hasta Launceston pasando bosque tras bosque y valle tras valle por paisajes estupendos. Ellos están acostumbrados así que hacen pocos miradores para apreciarlo y sólo de vez en cuando encuentro algún sitio donde pararme y disfrutar de las vistas.


Launceston es una ciudad pueblo muy tranquila,  la segunda ciudad de Tasmania. Todas sus casas parecen de madera e históricas.  Ningún edificio sobra, no se ve nada que afee. No parece una ciudad. Y encima tiene un río estupendo que parte la ciudad en dos y que desde aquí se abre como si fuera la ría de Arosa.

Los días son más largos en Tasmania, no anochece hasta las ocho así que el día cunde mucho. Nos da tiempo de acercarnos a Cataract Gorge y darnos un paseo por el parque. Nos lleva más de una hora y además de ver muchos wallabies y pavos reales por el campo nos permite disfrutar de los acantilados y la garganta que el río ha abierto en la piedra.


Este es un paseo que los locales disfrutan desde hace más de 100 años, es circular y termina en dos puentes, el del rey y el que cruza la presa. La presa está más cerca de la entrada y ahí terminamos justo al atardecer, cuando se está yendo el sol.

Vamos directos a la recomendación del abuelo, a dormir a Gravely Beach, una zona para caravanas al lado del río que se convierte en mar en el valle del Tamar, tarde para barcacoa pero no para el merlot con vista a las estrellas.



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