Nos venimos en tren desde Taipei, de base una ciudad pequeña que se llama Hualien. Un par de horas en un tren bastante moderno - tienen alta velocidad pero no hace mucha falta- que no es caro, 440 dólares de aquí, unos 13€- y muy puntual. Al llegar hay que buscar hotel y aquí curiosamente vuelve el regateo, en chino, una broma, pero algo ahorramos. El Hotel Chai Tan sale por 800 dólares, es un hotel chino clásico. Aquí los hoteles son más caros en las zonas turísticas y tienen grandes descuentos entre semana, hasta el 70%. Hay mucho turista chino y los locales sólo tienen 7 días de vacaciones cuando empiezan a trabajar, así que aprovechan los fines de semana en una isla pequeña.
Nos quedamos dos días para verlo tranquilamente. La estrella del parque es la Garganta de Taroko. Una zona que estuvo hundida en el mar, toda de coral, y que al levantarse en grandes montañas y erosionarse por el agua ha dejado una increíble garganta con las paredes de mármol pulido, todo rodeado por montañas verdes, con más de 20 de ellas por encima de los 3.000 metros, y al parque se entra a nivel de mar. La garganta tiene 18 km.
Madrugamos para evitar los grupos y verlo todo tranquilos, venimos en un autobús que tiene 8 o 10 paradas en el parque y desde ahí puedes ir haciendo pequeños paseos. Hay algún trekking más largo pero con el clima de enero lo dejamos pasar, demasiado inestable - y yo vago-
Se entra por el pueblo de Taroko, aquí está la desembocadura del río Liwu. Es un pedregal inmenso de aguas grises por la arena y grava que arrastra el río. Aquí empieza también la carretera que eufemísticamente los japoneses llamaron de pacificación de los aborígenes que vivían en estas montañas, también es la primera carretera que terminó cruzando la isla de este a oeste. Es relativamente moderna, de 1930, de ahí que se hiciera enseguida famosa por los paisajes y las visitas.
Nada más pasar el centro de interpretación del parque hay un paseo muy bonito por el río Shakadang. Curiosamente las aguas del río son totalmente azules como si fueran de glaciar, el paisaje es también de río de montaña y garganta menos profunda que la principal. El final del camino esta cerrado por una avalancha pero hasta donde se llega es espectacular, por las vistas y por el propio camino tallado en la roca.
Un poco más adelante en otra parada está la pagoda que construyeron para honrar a los que murieron en las obras de construcción de la carretera, tardaron unos 4 años y fallecieron 226 personas, también he leído 450, muchos en cualquier caso. Los obreros eran militares. Aquí el cauce es muy ancho aunque el río no lleve tanta agua. También se llama pagoda de las fuentes eternas porque el agua nunca se seca. La pagoda desde enfrente del río es muy visual.
Aquí también hacemos un paseo, este hacia arriba. Por los paseos vemos muy poca gente, es buena estrategia de visita. Este sube bastante alto, nos lleva como hora y media subir y bajar, tampoco se puede hacer entero por los desprendimientos, pero subimos hasta la torre de la campana, un paisaje muy chino con unas vistas estupendas del río y de un templo cercano.
Más arriba en otra parada están las mejores vistas de la garganta, se llama Yanzikou o Swallow Grotto, la gruta de los vencejos. Se puede pasear un par de kilómetros por la carretera antigua, por los túneles esculpidos en la piedra y se disfruta a fondo de la garganta, con el mármol pulido por el agua en el fondo, grandes paredes de cientos de metros y algunas formas en las rocas realmente curiosas. Las paredes están llenas de agujeros de donde brota el agua como a chorros. Este es el único sitio en el que nos llueve un poco, hemos tenido mucha suerte el resto de los dos días.
Bastante más metido en la garganta esta Lushui. Entre una parada y la siguiente el mini bus va metido en el propio desfiladero, las vistas son muy buenas, es una pena que no tenga más paradas.
En Lushui hacemos otro paseo de otro par de kilómetros, antiguo camino japonés también tallado en la roca que te mete un poco en el bosque en el que huele deliciosamente a alcanfor, por lo visto el árbol era muy popular en Taiwan y llego a ser el primer productor bajo gobierno japonés - lo usaban para obtener pólvora-. Aquí también vemos los primeros macacos de Taiwan. Desde los alto se ve la garganta estupendamente y además sale el sol, el camino vuelve a bajar para devolvernos al inicio.
La última parada es Tiaxiang, el único pueblo del recorrido y feo como todos aquí, eso sí en un paisaje especial. Está justo en el cruce de los ríos, rodeado de montañas verdes y grandes rocas, con el agua corriendo por todos los sitios y unos templos y pagodas muy chinos alrededor.
Aquí, al norte a 1 km, sale un paseo que es de los más bonitos que hemos hecho, se tarda un poco en encontrar porque hay que ir por una carretera principal y el camino sale de dentro de un túnel atravesando la roca durante más de 30 metros para llevarte a otro valle y otros ríos diferente. El camino y los meandros de roca antes de llegar allí ya son memorables. Hay muchos monos de cara muy roja y malas pulgas.
Una vez en el paseo todo es como un paisaje chino de cuadro, feo en el cuadro del restaurante chino y estupendo aquí, con los ríos de montaña y los árboles alargados que crecen en lugares inverosímiles. Unos ríos se van juntando con otros a través de cascadas diversas, cambiando de dirección.
Cruzamos hasta ocho túneles y eso da acceso a nuevos valles y nuevos rios quizá en el paisaje más exuberante aquí. A cada paso quieres sacar otra foto aunque los carteles te avisen de las piedras que te pueden caer en la cabeza y te aconsejan no pararte.
La parte final es sencillamente espectacular. Tras salir de uno de los túneles más largos llegas a dos gargantas que se cruzan, las paredes pulidas y desde la montaña más alta se ven tres cascadas que le dan nombre al camino - Baiyan-, las más alta la más espectacular pero las tres realmente un cuadro.
Todavía quedan dos túneles más, y en el último se tiene acceso a la última atracción, la pared de agua, dentro de la roca se filtra el agua haciendo una especie de cascada interior. El agua en toda la cueva es absolutamente cristalina pero esta parte es más para el verano porque te pones hasta arriba de agua.
Han sido dos días completos y relajados a la vez, un paisaje único y hemos conseguido escapar de los grupos y los turistas, que en un paisaje natural se agradece. Dedicarle dos días merece la pena y con mejor clima me gustaría hacer el trekking del norte, pero son más de ocho horas y hay que pedir permiso. Aquí he estado mirando el pronóstico del tiempo como un inglés.
Nos vamos a ir al sur, y a cambiar de costa, en la este me hubiera gustado hacer alguna ruta en bici pero llevamos demasiado peso ni para intentarlo. Aquí el ciclismo esta muy de moda y es muy fácil moverse en ruta, hasta te dejan dormir en comisaría si no encuentras alojamiento. La ruta completa a la isla se hace en 14 días, puede ser un plan para otro momento.
Nos vamos en tren, desde donde escribo, a Tainan. El tren tan puntual como siempre. Son cinco horitas de viaje, recorremos todo el este. Las montañas se ven a izquierda y a derecha cuando no vamos bajo tierra, sólo le falta más luz. Al ser invierno esto me recuerda a mis martes en Malmesbury cuando me levantaba para invariablemente ver el gris y pesar que en dos días volvía a la luz.
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