martes, 5 de enero de 2016

Jiufen - Jinguanshi

También desde Taipei nos vamos en excursión al Noreste, aquí a los pueblos mineros de oro, más lejos, y se viene en autobús,  pero es otra curiosidad histórica, llegamos en algo más de media hora. El tiempo sigue gris pero menos frío así que se puede caminar.

Primero paramos en Jiufen, ya es lunes así que hay menos gente pero todavía bastante. En seguida te das cuenta que la historia es solo una excusa para atraer al turista, el contenido es siempre comer y comprar, y si vienen bastantes chinos también preparar sitios para fotos horteras. En este pueblo se grabó algún película famosa local así que hay más de una oportunidad.


Nada más llegar hay varios templos, como el cupo está bastante lleno no les dedicó mucho tiempo, estos al ser pueblos de minas están dedicados al dios de la tierra que por lo visto no es muy importante entre los dioses chinos. El tejado de alguno esta muy cerca de la cara con lo que se aprecian detalles que normalmente no se ven. Al fondo está la costa, con las montañas llegando al mar pero la neblina apenas lo deja ver.

Las minas las explotaron los japoneses y es en el siglo pasado cuando se desarrollan así que la arquitectura no es nada extraordinario. Aquí lo más famoso son un par de calles estrechas que están llenas de comidas agradables y curiosas, y de nuevo volvemos a probar alguna cosa. Algunos de los puestos son bonitos otros sólo sorprendentes, los dulces están muy ricos. 


Lo mejor son las casas de té aunque no está entre mis actividades favoritas. Las casas de té más antiguas conservan la estructura tradicional, con grandes teteras de hierro o bronce en el centro de las mesas en recipientes cuadrados con  el fuego directamente debajo. Relajante. El té se supone que te lo puedes estar tomando durante horas, prefiero el mate, más social en mi memoria, pero aquí muy bonito.



Después de estar paseando y sobre todo comiendo nos vamos en bus al siguiente pueblo, se llama Jinguashi,  está a poco más de tres kilómetros y aquí es donde está el museo del oro, pero está cerrado. Aún así se puede pasear por la mina y los edificios exteriores, es todo un parque por el que pasear, me quedo con un poco de ganas de entrar a los túneles y demás

Los edificios son japoneses y todavía se conservan los raíles y vagonetas que sacaban el oro de la mina, bueno, la roca con oro y cobre, luego hay que separar el oro de todo lo demás. El paisaje también es de montaña,  todo muy verde, pero hoy muy gris.


Las casas en general en Taiwan son muy feas por fuera, muy cuadradas, con rejas como jaulas con lo seguro que parece el país,  muy grises, como de azulejos pequeños o ladrillos sin color.  Desde lejos los cementerios son más coloridos y agradables de ver, como pueblos. El primer lugar del mundo en el que me gustan los cementerios más que las casas.

Nos volvemos a Taipei para seguir de mercados nocturnos, hoy el de Nigxia.  Menos gente y menos  colorido, pero más sitio para sentarse y menos turista, más local, aunque aquí me cueste distinguir a unos de otros. Terminamos cenando comida japonesa y taiwanesa,  sin guía cometemos más errores. Más cerveza de Taiwan. Y fruta, la más dulce que he probado en toda Asia, como hasta chirimoyas!!


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