La siguiente parada es en un pueblo de la costa este, Oslob, básicamente para ver tiburones ballena. Mucho he leído sobre venir o no aquí, pero nos pilla de paso para volver a Cebú City a ver a mis compis y tomarme otra cerveza con conocidos ocho meses después! !!!
El tema es que aquí los pescadores empezaron a a alimentar a los tiburones ballena y ahora se han quedado. No suena muy ecológico que alimenten a un pez migratorio y me espeluzna un poco todo el turisteo alrededor pero la verdad es que los quiero ver y probar. En Luzón nos quedaba muy lejos ir a verlos y en Leite también nos lleva casi cinco días ir y volver.
El paseo en autobús ha sido muy agradable, los pueblos más coloniales, todo pegado al mar, más vida de campo, verdaderamente con un aire un poco caribeño y los dos autobuses no han costado ni dos euros por persona. El único tráfico son motos, triciclos a pedales y a motor, curiosamente hay muchísimos a pedales, me imagino que para distancias cortas, el asiático anda poco y asi se reparte un poco la riqueza.
Al llegar a Oslob nos paramos a comer antes de buscar alojamiento y casualidades de la vida el único otro chico en el lugar es español, Miguel, un tirador del equipo olímpico español que lo dejo todo en España, en Castilla La Mancha, y ahora trabaja para la Federación Filipina. Curiosamente me dice que aquí ha cambiado su vida, que no volverá, que todo es más simple, .... en el equipo lo hacen todo, fabrican el equipo de competición y hasta compra bicicletas para llevarse los chicos a las competiciones, para él una vida más simple y más feliz que en Europa.
Me vuelve a costar un rato encontrar alojamiento, nos quedamos en la residencia Crónin, agradable, al lado del mar. Aquí los pescadores con los tiburones han pasado a una nueva economía. El pueblo tiene un pequeño rincón agradable y colonial, con la antigua iglesia y el cuartel español, todo construido con coral, algo difícil de ver en otros lugares del mundo.
Me da la sensación de haber dos Filipinas, la de las grandes ciudades, y el resto. Los pueblos bastante tranquilos y agradables aunque no bonitos, y quizá el matiz, la cercanía al mar que les da un encanto especial, el mar aquí es perfecto y todo son islas, aunque realmente las playas no son gran cosa, las excepcionales son eso, excepciones.
Y ha estado muy bien. Y no. Para mi un poco lo esperado. Muy bien porque he visto a los tiburones ballena estupendamente, muy cerca, mucho tiempo y muchos, al menos seis o siete, no muy grandes, unos seis o siete metros. Impresiona verlos moverse bajo el agua, que sea un ser vivo, con esos puntos blancos como de diseño y su boca alargada aspirándolo todo.
Y no muy bien, más por los humanos que por otra cosa. Eramos bastantes, unos 100, y eso que hemos ido en moto taxi a las 5.30 de la mañana, y nos hemos subido en la primera barca, y eso nos ha dado diez minutos iniciales más tranquilos, con menos gente. Luego se ha llenado y aunque cien no parezcan muchos, se convierten en muchos al ir todos al mismo sitio a la misma vez, pero sobre todo por el comportamiento. En vez de disfrutar del bicho y verlo pasar hay mucha gente acercándose demasiado solo para hacerse una foto con su palo selfie acuático y empujando a todo el mundo, tiburón incluido. Aún así, con un poco de tranquilidad se disfruta mucho cuando lo veías pasar y no había mucha gente alrededor.
El tema de darles de comer hace que parezcan un poco mascotas, se hace raro, un animal tan grande. Sin duda creo que el modelo es malo, pero también es verdad que da de comer a toda esta zona de costa, no sólo los pescadores, también hoteles, restaurantes y transportes. Quizá un sistema más libre, como las reservas de África, aunque con algún limite sería una mejor opción, para peces y para individuos, pero claro o se suben los precios -como en Africa- o se vive con menos ingresos, y por supuesto ves lo que ves, no se te garantiza nada.
Luego, después de pillar una buena mojadura en la moto - parece que hay ola de frío en Asia, 4 grados en Taipei, 85 muertos!!! -, y desayunar ensaimadas nos vamos en bus para Cebú City, a otra noche de amigos y cervezas. Por el camino se pasan pueblos con algo más de encanto, mas pueblos coloniales, con bellas iglesias de piedra y casas de madera, y por supuesto parques de Rizal con terribles estatuas de escayola, pintadas o no, pero todas feas.
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