jueves, 21 de enero de 2016

Macao

Al revés que Hong Kong Macao me ha gustado mucho más de lo que esperaba, aquí combinación de expectativas bajas, que ha salido el sol, y que realmente están muy bien repartidos y cuidados los 25 edificios declarados patrimonio de la Humanidad - la UNESCO vuelve a ser referencia en esto. Sobre todo porque es como encontrarse con un pedacito de lo mejor de Portugal con toque asiático.  Único. Y además tiene una parte moderna, y arquitectónicamente curiosa con el gran tinglado de los casinos que complementa el día muy bien.


Desde Hong Kong venimos en Jet Ferry, salimos desde el lado peninsular. Por unos 45 euros vas y vuelves en el día con la vuelta abierta hasta las 22.30, hay ferries más tarde si se te da muy bien el casino, hasta las tres de la mañana. El viaje es de una hora, muy cómodo y completamente abarrotado. Parecen todos chinos. Nada más llegar en el puerto ya están los autobuses gratuitos de los casinos para llevarte a cada uno, sin perder tiempo. Nosotros cogemos uno al centro histórico, de pagar, pero poco, ni medio euro.

Hay cruce de aduana, aunque Hong Kong y Macao son chinas, no te sellan el pasaporte pero te dan un visado de tres meses. La moneda en Macao es la pataca pero no hace falta, en todos los sitios te cobran en dólares de Hong Kong que tienen el mismo valor, y en los casinos las patacas ni se pueden usar.

La verdad es que la historia de la colonia es muy curiosa, fue cedida por China hacia el siglo XVII y sólo devuelta tras muchas negociaciones en 1999, también con un acuerdo para que no cambiara la ley y normas locales, incluso se mantiene el portugués como idioma oficial con el chino, es una de las cosas que le da un ambiente más colonial a la ciudad, ver todos los carteles bilingües, muy fáciles para los españoles,  imposibles en chino.


Nos pegamos todo el día andando. Aunque la zona histórica no tiene ni la riqueza  ni la continuidad de los casos históricos europeos o incluso las ciudades coloniales en Sudamérica si que hay como tres o cuatro zonas con especial encanto porque se concentran varios edificios o porque se ve el contraste portugués con un templo chino.

La plaza mayor es la del Senado que conserva edificios neoclásicos,  la casa de la misericordia para huérfanos sobre todo de náufragos,  y por estar tan cerca del año nuevo chino, lleno de muñecos feísimos, este año del mono.


Desde esta plaza se sube a la catedral, se pasa por alguna calle antigua con alguna casa china y da a la iglesia de los dominicos, de las más bonitas, amarilla brillante. Los chinos haciéndose selfie con palo delante de la Virgen o Santo Domingo lo hace muy kitsch, aunque dentro de los edificios se ve a muy pocos,  están todos comprando y comiendo. La cantidad de gente en estas calles un lunes de enero es difícil de creer, todo lleno de tiendas de comestibles y una marea china que avanza y te engulle quieras o no. Hay que terminar de ver Asia ya, esto se acaba en unos años, en cuanto construyan más aeropuertos.

Por esta zona comemos, también mezcla colonial y oriental. Los pasteles de carne de Taiwan al horno que es lo que mas me ha gustado hasta ahora de la comida china y los pasteles de huevo de Lisboa, que me encantan, aunque los originales Belem son imbatibles. 

Por aquí llegamos a la foto por excelencia de Macao, la fachada de la iglesia sobre la escalinata,  destruida múltiples veces por los incendios es lo único que queda,  la verdad es que es muy visual y sorprende aunque la hayas visto mil veces, más bonita desde lejos, pero con detalles curiosos desde cerca, sobre todo los demonios.


Al lado está la fortaleza más famosa, muy bien conservada, quedan otras tres en la ciudad. Muy portugués, como en Malaca. Tiene un paseo agradable y una vistas curiosas entre los cañones, casi todos apuntando al edificio de cristal de flor de loto. Me ha sorprendido el edificio. No es un loto como el templo de India sino una gran torre de cristal que le salen como hojas en la parte superior. Me ha parecido horrible la primera vez y con el paso del día me ha ido gustando más.  Diferente sin duda.


Aquí al lado de la fachada hay un templo chino minúsculo adosado a un pedazo de muralla portuguesa, hecha con piedra, paja y de todo. Uno de los momento contraste, aunque de muralla no queda más de diez metros el templo le da color y olor, incienso por todos los sitios. En esta zona también hay alguna calle curiosa.

Hay un parque de Camoes muy cerca como en Lisboa, era el jardín de una casa de un tipo adinerado, las dos pertenecen ahora a la ciudad. Justo enfrente en la plaza se ve a los locales jugando al ajedrez chino y sacando a sus pájaros con jaula a pasear. Las plazas me encantan,  las echo de menos en las ciudades asiáticas,  esos sitios para sentarse y disfrutar la vida.


Aquí he encontrado casi de casualidad el cementerio protestante, casi como un pedacito de la historia de la navegación,  las tumbas están muy bien  restauradas, es más un parque que un cementerio. Casi todos los muertos son marineros de paso por la colonia, las inscripciones detallan la enfermedad,  el barco,  el cargo..... me ha gustado.

Nos perdemos por las calles con construcciones más modernas pero trazado colonial, con más plazas, mercados locales con mucha vida y algún otro templo curioso, tradicional, colorido.


Y de aquí nos vamos en bus a la punta de la península a ver el templo que dio origen al nombre de la colonia, la bahía de Ma, que por cómo suena en chino los portugueses decidieron que la zona era Macau.


Este templo es distinto, muy antiguo, más de 500 años,  construido entre rocas, con pequeños templos aquí y allá. La cantidad de humo de incienso es increíble,  aquí se usan mucho las espirales de incienso y los palos como troncos de quemar. También se ve el dinero en cubos que van dejando los creyentes, todos quemando sus papelillos y encendiendo su incienso. El negocio deja pasta.


Desde aquí toda la calle hasta el centro, la plaza del senado, tiene sus cosillas originales, el castillo de los moros, las plazoletas sacadas de Lisboa pero con viejos chinos y las ermitas.

La casa del mandarín me sorprende, esta muy bien conservada.  Obviamente es la casa oriental de un escritor chino, con sus rasgos orientales pero no diferentes de las grandes casas romanas o toledanas en algunos de sus principios,  sobre todo los patios interiores.


La última zona es donde está la iglesia de San Lorenzo, Los agustinos, el teatro del siglo XIX que por dentro se conserva muy bien, alguna casa señorial convertida en biblioteca y más plazas, todo pintado en colores, verde y amarillo. Un buen rincón para terminar la visita histórica. Ya es de noche.



Y para despedirse una visita al Venetian, al Casino. No es lo mismo sin Angel pero es casi una obligación. Vamos en uno de los autobuses gratuitos y se disfruta del paseo con la ciudad moderna iluminada, los edificios y lagos, la torre de comunicaciones y unos puentes de tamaño descomunal que realmente asombran. Están construyendo uno que no se a donde va, creo que a la China continental, pero no se ve el fin.

Los casinos nuevos, el proyecto del mismo tipo que lo intento en Madrid, por desgracia sin éxito están en las islas de enfrente de la península.  El terreno entre las dos islas se ha rellenado con tierra y lo han unido todo, como tres islas en una. Y está amalgama esta unida por los grandes puentes. Los casinos en si son edificios descomunales, en el Sands, mas de 13.000 habitaciones.

El Venetian  es como Venecia pero de día por dentro. A veces hortera, siempre me lo parece al principio,  pero impresionante también. Los edificios son descomunales y la verdad es que están muy bien hechos. Ahora están haciendo la torre Eiffel para un casino nuevo. Son como unos diez casinos que ya hace muchos años que hacen más dinero que Las Vegas, hay 1500 millones de Chinos que sólo pueden jugar aquí.


Son Casinos pero son centros del ocio moderno, básicamente orientados al gasto sin control y al consumo, grandes centros comerciales,  tiendas, espectáculos de todo tipo, restaurantes y por supuesto casinos. Y lo importante,  no perdí,   gane lo suficiente para pagar el barco de vuelta. Sólo estuve como una hora, pero la ruleta con sólo chinos jugando ya no es tan divertida. Ya me pasó  la ultima vez en Madrid, no es sólo aqui. No sólo chinos, sino muchos, muchos chinos, sólo vi un occidental dentro!!



Finalmente conseguí terminar La vieja sirena de Sampedro,  una decepción,  estaba en mi lista de pendientes y no me ha conseguido enganchar y me he tenido que esforzar para terminarlo. Quizá he confundido al Sampedro filósofo que me encanta con el escritor, y su estilo no me ha gustado, una pena porque tiene un montón de elementos que me gustan, como la localización histórica,  justo en la época de la Palmira de Zenobia,  pero me ha parecido muy repetitivo en algunos mensajes y en la manera de los personajes de hablar consigo mismos constantemente.  El final si me ha gustado. Quizás porque era el final. Por como se asocia con el título. 


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