La isla de Malapascua, como muchas otras, me gusta mucho más con el paso de los dias, así que mejor que escribo ahora que llevo cuatro días aquí. Es un destino para bucear, con sus lugares de tranquilidad, no grandes playas pero bonitos rincones, gran colonia de españoles dedicados al buceo -o que quieren bucear en español- y algunas zonas menos bonitas.
Después de quedarme un día de mas en Cebú por la lluvia, día que uso para planificar y aprovechar más cenas con amigos -que los empiezo a cansar que ellos están trabajando y mucho - salimos para Malapascua. Llueve todo el día otra vez, y el autobús nos lleva más de 4 horas para alcanzar el borde norte de Cebú. Toda la costa es agradable, mar y pueblos con iglesias y Rizales.
Al llegar a Maya, final de trayecto, para tomar el barquito a Malapascua tenemos el típico enfrentamiento con mafia de transporte local. En los autobuses y las estaciones es muy fácil y además no insisten nada, los locales son agradables y simplemente te mandan al autobús. Los triciclos, aunque cansinos, es un tema de regateo y saber los precios un poco para no sentirse engañado. Con las barcas es más complicado, no hay salida, así que simplemente te mienten y te toca discutir. Como sólo somos cinco viajeros se complica un poco, pero después del rifirrafe nos conseguimos subir a tiempo por el precio casi real, 100 pesos en vez de 80. Llueve sin parar, es tarde y en el barco nos ponemos hasta arriba de agua, dulce y salada. Al llegar todavía hay que desembarcar a una pequeña barca que te acerca a casi tierra, pero aún así te mojas más.
Al llegar a Malapascua la entrada no es prometedora. Hace dos años el tifón Yolanda destrozó la isla y se nota en esta playa en concreto. Las callejuelas no parecen las de una isla tropical, la lluvia no ayuda. Después de dar unos cuantos paseos nos quedamos en un resort en reconversión, Purple Snapper, y nos enteramos rápido del buceo.
Al día siguiente y con sol la isla empieza a tomar forma. La paseamos de arriba a abajo, la población tiene 4 calles, de mayor a menor calidad, cuanto más cerca de la playa mejor, con los sitios de buceo y las terracitas con cojines en la arena. La playa es muy visual, pero no una playa de nadar, casi que ni de estar. Te estás en el chiringuito, y el uso para los buceadores y los barcos.
Al otro lado de la isla se llega en poco más de una hora andando, en cuanto se sale de la población las casitas y la isla tiene más encanto, aunque hay algo de problema con las basuras, está más sucia que otros sitios de Filipinas. En la otra punta las playas son mucho más salvajes y un pedacito de paraíso, con palmeras, arena blanca y un mar para nadar.
Por aquí se ven los estragos del tifón, algún resort estupendo esta totalmente destrozado. Los cocoteros en gran parte de la isla partidos al medio. Eso sí, se respeta la medida del cocotero y se construye siempre más bajo como dice Theroux, la medida máxima de una vivienda debería ser un cocotero.... por lo menos la vivienda tropical.
En la costa norte se abren pequeñas bahías, y en cada una un mar azul, pueblo de pescadores, muchas barcas y gallos sin parar, gallos de pelea que a veces tienen mejores casas que las familias. Vemos un bingo muy local, juega todo el pueblo, y los numeros son en español. Ya tengo composición de lugar de la isla, de aquí en adelante todo va a ir a mejor y a excepcional, sobre todo al meterme más y más en el agua.
Por supuesto vamos a ver los tiburones zorro. Malapascua es el único lugar del mundo donde se pueden ver. Viven a 150 metros, son ciegos, y suben a unas plataformas de limpieza en Monad, que se han hecho zona protegida. La verdad es que es una experiencia especial cuando vienen nadando hacia ti moviendo esa cola gigantescamente desproporcionada, son realmente bonitos, únicos. Merece la pena los minutos que pasas con ellos.
Hubo bastante suerte. Antes fuimos a buscar tiburones martillo, que ya es época, pero después de 50 minutos en el medio del azul casi negro - no eran ni las 5.30 de la mañana - no los vimos, eso sí, vi un tiburón gris de arrecife que nunca había visto, también con la cola más larga de lo normal, pero no tanto como el zorro. Al hacer esta inmersión primero nos quitamos los grupos que van todos a la misma zona a ver a los zorros. Se les ve de rodillas en el suelo, a 30 metros, delante de una cuerda que han puesto bajo bajo el agua, como el teatro. Nosotros bajamos solos y vimos a 4 que además se acercaron mucho.
La verdad es que el buceo aquí es muy cómodo, hemos ido solo siete personas, tres dive master, y seis en total de tripulación en el barco, te ponen hasta las aletas, me encanta!!!! Un barco super amplio y con camas en el centro, el mejor barco de buceo hasta ahora. El centro de buceo es pequeño, más personal, el dive master es español, un encanto. Aquí me he encontrado a Li, el instructor de Sudáfrica que me tuve en el Advanced, a Pablo y a Kike de Perentians, a Pak que le vimos en Manila ..... toda la comunidad de buceadores en español, un buen nicho de mercado.
Nos hemos acercado un día día a bucear a la isla de Calagganban, isla pájaro por la forma o los pájaros -que yo no veo- La isla en si merece una visita, es una franja de tierra con sólo cocoteros, una lengua de arena que se adentra en el mar, un lateral de piedra caliza plana y un mar azul turquesa, la típica isla de postal. Cobran 10 euros por venir, espero que sirva para que por lo menos no se la vendan a Beckam. El paseo alrededor de la isla es un lujo, los visitantes de la isla se concentra en la lengua de arena a hacerse selfies. Se le da la vuelta en poco más de media hora.
Por debajo del agua es un paisaje distinto. Aquí en Filipinas el coral suele estar muy mal, sobre todo si esta cerca de poblaciones, la dinamita, el cianuro, los tifones, los barcos, el snorkel, .... se lo ponen muy difícil al mar, pero en Filipinas hay mucha vida y al irse a sitios un poco más remotos se ve mucho bicho, y se ven corales blandos muy coloridos, aquí en concreto las paredes parece que tienen árboles.
En la dos inmersiones que hemos hecho aquí hemos visto muchos peces escorpión que cada vez veo más fácil y cada vez disfruto más, morenas y alguna coloridos nadando por ahí, peces halcón con narices muy largas que se cuelan entre los árboles de coral, muchos nemos, anémonas y damiselas, un cangrejo de porcelana muy enrollado, peces caja de miniatura, ....
Con tanto buceo he pasado a disfrutar mucho más de los bichos pequeños, Lembeh un punto de inflexión, con tantas criaturas raras y coloridas. También noto muchísimo que me controlo mucho mejor en el agua y eso me hace disfrutar más. Aquí he visto algún nudibranquio realmente de cuento.
Las puesta de sol son estupendas, el tiempo se ha recuperado y todas las tardes hemos tenido un espectáculo antes de irnos a cenar. El color es tan naranja que resulta difícil de creer y además las nubes y las islita cercanas hacen el paisaje más colorido.
Ademas de reencontrarnos con dive masters hemos conocido más españoles que nunca, quizás desde Rantenpao. Hablando con una pareja que vive y trabaja en Ocaña he vuelto a descubrir que la vida puede ser más barata cerca de casa que en Malasia o Filipinas.
Malapascua se llama así por unos españoles que naufragaron aquí justo el día de Navidad, todos los que vienen ahora terminarán por cambiarle el nombre. Tumbado en la playa, en uno de los cojines de un bar, con las cervezas a un euro, y las estrellas que llegan hasta el borde del mar dan ganas de cambiárselo pero ya.
No consigo cambiar mis libros, se ve que sólo los alemanes leen, los españoles bucean, vocean- más que los chinos-, y se toman alguna que otra copa - por lo visto cuanto más ron y menos coca cola más baratos los cuba libres-. Me he leído en un rato Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carroll, de la lista de pendientes y una curiosidad. No me ha encantado como Los Viajes de Gulliver que me sorprendieron, por las historia y por los mensajes entre líneas para esa generación. Alicia es un cuento y sólo un cuento, y Disney me impide imaginarme nada, lo mismo que les pasará a la nueva a generación de niños que vea el Señor de los Anillos antes de leerse el libro. ... si es que se lo leen.