miércoles, 18 de noviembre de 2015

Volcán Bromo

Había oído hablar del Bromo antes que de ningún otro volcán en Indonesia, bueno, sólo el Krakatoa antes porque lo conocía por las películas de niño. Es de los más activos pero se ha hecho famoso por las vistas y por los amaneceres, por desgracia eso lo ha convertido en un  punto por excelencia para tours, con lo que eso conlleva de gentíos,  poca tranquilidad y aquí en Indonesia timos, altos precios y baja calidad. Aún así lo intentamos por libre para evitar en lo posible parte de estos problemas y disfrutar de la libertad.


La tarde después del Ijen fue medio rara, lo mejor las conversaciones con Gabi y Mariano, tan parecidos a nosotros, y con ese acento que adoro. Hablamos demasiado de comida. Ellos intentaran llegar a España en su viaje. Una pena que sigan recto, a ver si los encontramos más tarde. Laurence es muy buen tipo también,  pero no tiene el acento porteño. 

En Bayunwangi decidimos venir al Bromo definitivamente,  Lawrence se une a nosotros y los argentinos y Octava siguen hasta Surabaya, pero todos coincidimos en venir en tren. Que gran acierto después del caos de los buses,  con un precio cerrado - 80.000 rupias-  aire acondicionado,  asientos cómodos,  y además seguro sin la locura del tráfico. Me encanta viajar en tren, mi transporte preferido, relaja, da tiempo, te sienta cerca de gente, ahorra trafico, .... Estoy escribiendo ahora desde aquí,  y hasta hace unos minutos leyendo el libro de Theroux en tren por Asia,  por todos los sitios que he estado y que no.


Tras cinco horas llegamos a Probbolingo y empiezan los timos. Sólo venimos cinco blancos en el tren que se queden aquí, se nos unen una pareja de checos. Tomamos un bemo local hasta el autobús,  pero un listo se ha subido en la parte de adelante y nos dejan antes en una agencia. Empieza la batalla. Que desgaste y que pereza. Escapamos de aquí andando a la terminal pero el proceso será largo, la furgoneta pública no sale hasta que se llena, y en teoría caben quince (como sardinas). Allí ya hay tres americanas y un par de suizos y una inglesa,  11, pero algunos no quieren pagar por salir antes, una muy noble resistencia al timo, en este caso por menos de medio dolar,  pero no quiero discutir con las americanas, así que paramos a comer. Mientras vienen 5 chavales de Barcelona y cumplimos con el cupo, nos podemos ir. No nos ha ido mal, pero es una pena tener que estar tan a la defensiva.

Al llegar a Cemoro Lawang hay que pagar un entrada, ínfima,  10.000 rupias, ni un euro, pero los ánimos de los viajeros están calientes, así que hay casi un  motín. Finalmente entramos en el pueblo. Esta situado entre unas montañas como paredes con cultivos  en ellas, pero no en horizontal,  sino en vertical. Hace fresco ya estamos bastante arriba. El pueblo vive literalmente al lado de los volcanes, a un par de kilómetros hay cuatro o cinco de tamaño considerable, y activos. Me imagino que uno se hace a esto.


Hemos hechos muy buenas migas con los suizos, Florián y Deborah,  y con la inglesa,  Charlotte, así que nos vamos los seis a buscar home stay.  En seguida encontramos una que está bastante bien y muy limpia, así que nos quedamos, a diez euros por cabeza, lo más cerca posible del Bromo. Nos vamos a cenar juntos y preparamos el plan el día siguiente. Finalmente estamos muy tranquilos en el pueblo,  parece oto mundo después de las discusiones de todo el día. 

Nos levantamos a las dos, vamos a subir andando en vez de en 4×4 que es la oferta turística que se vende en toda Java. Vienen muy pocos viajeros independientes en esta época. Hace frío, pero menos del esperado, aun así me pongo todo lo que tengo que es poco. Entre subir y bajar serán unos diez kilómetros, pero hay una parte que es totalmente vertical.

Lawrence es el guia, tiene una app que le marca el camino. No se ve nada, los volcanes solo se intuyen. Por el camino apreciamos un  fenómeno muy curioso, como tormentas producidas dentro de los cráteres, fogonazos de luz al entrar las cenizas en contacto con el aire,  nunca lo había visto. Me parece mucho más espectacular que el fuego azul.


En seguida llegamos al mirador 1, hasta el 2 el camino es vertical, una parte con escaleras. No se nos da mal, Lawrence es un guía estupendo. Sólo hemos en encontrado a otros tres caminantes,  pero por la carretera abajo se ven docenas de coches. Cuando llegamos arriba, en la parte final, nos unimos a la carretera los últimos 500 metros. Es terrible pero esperado, un atasco de coches y motos, y en la cumbre unas 200 o 300 personas, todas en el mismo punto con sus palitos de selfie y demás. ¿Cómo será esto en temporada alta y fin semana? 


El amanecer se ve bonito, pero no iguala el del monte Sínai,  el trekking tampoco. Claro que allí no se puede subir en coche. Eso sí,  el paisaje si que es realmente espectacular, de hecho tardas en verlo todo, sobre todo porque al principio te tapa la gente. Lo primero que te atrae son los volcanes y sus calderas. Tardas en darte cuenta que una está completamente llena de humo, creía que eran nubes.

Luego cuando te haces un hueco y consigues una buena posición sobre una columna puedes ver toda la  cordillera,  el pueblo en el valle, una especie de muralla natural, una gran llanura desierta y luego la unión con todos los volcanes. El conjunto realmente impresionante, aunque la impresión real te la llevas en todo el camino de vuelta que es cuando lo disfrutamos completamente.


Como vamos solos nos quedamos a tomar un te en la cumbre y a la media hora no queda absolutamente nadie, así que disfrutamos del paisaje para nosotros, la verdad es que es mucho más bonito pese a no ver la parte amanecer. Es uno de los mejores ejemplo de como el turismo mata una experiencia. De hecho para mi ni siquiera merece la pena subir al mirador final, cualquier punto intermedio que hemos visto es mejor para ver el amanecer, lo descubrimos cuando bajamos, solos completamente de nuevo y vemos con la luz lo que antes se nos escapó. 

El trekking de bajada es genial por la luz, las vistas, por la vida local y las plantaciones, por la relajación,  la falta de ruido. Además por aquí no nos han cobrado la entrada, unos 20 dolares.

El Bromo contiene las cenizas en su interior, el aire las mueve todas hacia el este, de vez en cuando se adivinan explosiones que lanzas mayores humareda.  El borde del cráter atrae mi atención. A los pies del volcán se ve un templo hindú,  allí están llegando todos los coches ahora. Desde allí se puede subir al  borde del crater, han hecho unas escaleras y montado unas barandillas. Me gustaría hacerlo, es una caminata fácil desde abajo, sólo porque ya estoy aquí,  pero decido saltármelo porque cuando llegamos abajo y desayunamos ya son las 10 de la mañana,  nos hemos tomado el paseo con mucha calma, un lujo. Pero estamos cansados y sobre todo no me fío nada del transporte aquí,  y mañana volamos.


Cuando las cenizas se aclaran se ven mejor algún cráter gigante. El primer volcán de cono perfecto,  a su derecha un cráter de tamaño descomunal,  al fondo el más alto de Java, el Semeru,  unos 3.700 metros. Nosotros hemos llegado por encima de los 2.700 andando.

En la llanura del pueblo se ve  mucha actividad agrícola,  hay  muchísimos ajos y cebollas, también  están cultivando coles con abono de cáscara  de arroz. Las casas de madera parece que se caen. En el fondo las grandes montañas con sus cultivos verticales.


Aquí parece que ya ha empezado a llover, esta bastante verde y tienen árboles en flor, es un paisaje muy diferente del que habíamos visto hasta ahora. Ya desde el tren el paisaje se veía muy verde pero con arrozales y café de java, aquí es muy diferente.

Otra vez despedirse, una pena dejarlos y una alegria conocerlos. Conseguimos el transporte rápido con sólo cuatro personas y pagando un euro más,  no me lo creo hasta que nos dejan en la terminal. Aquí volvemos al ciclo del timo, es agotador, me dejo timar relativamente,  nos cobran el doble creo, un euro más,  pero la mitad que me pidieron en la calle, y salimos ya, hacia Surabaya. Este punto de Java es con diferencia la peor experiencia de trato viajero en todo el camino, y de los peores sitios que he visto en este aspecto en mi vida. Aún así estoy muy contento de haber venido, me han encantado los volcanes y yendo con otra buena gente lo ha facilitado todo, con unas experiencias muy personales y tranquilas.

El autobús es otra de estas fiestas locales,  con música de karaoke,  vendedores de todo y gente que se sube a cantar y tocar y pedir. El espacio entre los asientos diseñado para iberia para locales de metro y medio, algún local con una espada agrícola debajo del asiento, pero al menos con aire acondicionado.


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