Camino de Tana Toraja, la tierra de los hombres de las montañas. Otra de las grandes razones para venir a Sulawesi. Nos costó dos días llegar a las Togean y nos cuesta dos días salir. No es una sorpresa y el viaje es el camino.
No he extrañado dormir al lado del mar. Por estas cosas de los viajes sobre la marcha nos hemos quedado en Ampana, en otras cabañas, también al lado del mar, aunque en el medio del pueblo. Se llaman Nebula cottages, como estamos en temporada baja nos quedamos a mitad de precio. Gran desayuno.
Por la mañana hemos madrugado para tomar el ferry de salida, hoy el que viene de Gorontalo, para en Wakai y sale para Ampana, desde allí queríamos llegar a Tentena y seguir bajando hacia el sur, pero cuando hemos llegado al puerto no había nadie más para compartir transporte - eramos los únicos dos no locales en el barco- y no queríamos llegar de noche a otro pueblo intermedio, Poso, ya que aquí buses directos no hay.
El olor es difícil de llevar a veces en estos transportes, las locales llevan unos pequeños frascos de aceite y colonia, yo creo que para concentrarse en ese olor. Los locales yacen por todos los sitios y a todas horas, no se si son vagos o no, pero es increíble esa necesidad continua para tumbarse, era mediodía. Lo que mas me irrita es cada vez que acaban un cigarrillo y lo tiran por la borda. Me da pena y rabia, también me da pena y rabia no poder cambiarlo. No me parece bien -ni seguro- recriminar a cientos de indonesios cuando soy el único blanco en el barco.
Este ferry es más grande, ha tardado dos horas en cargar gente y materiales. Se han metido 4 camiones, unas 30 motos, 1 tonelada de arroz, gallinas y hasta un caballo. Hemos vuelto a bisnis, pero al rato de zarpar hemos pasado por un momento de esos locales que no gustan, el karaoke. Se han puesto a gritar como locos, a ellos les hace mucha gracia pero básicamente nos han echado. La tatami class no era apetecible, con decenas de gente apilada sobre las dos plantas de madera para tumbarse, y hemos bajado hacia la rice class -locales tumbados en sacos de arroz- Nos hemos quedado un rato en la escalera y luego hemos encontrado unos asientos por ahí.
Este ferry es más grande, ha tardado dos horas en cargar gente y materiales. Se han metido 4 camiones, unas 30 motos, 1 tonelada de arroz, gallinas y hasta un caballo. Hemos vuelto a bisnis, pero al rato de zarpar hemos pasado por un momento de esos locales que no gustan, el karaoke. Se han puesto a gritar como locos, a ellos les hace mucha gracia pero básicamente nos han echado. La tatami class no era apetecible, con decenas de gente apilada sobre las dos plantas de madera para tumbarse, y hemos bajado hacia la rice class -locales tumbados en sacos de arroz- Nos hemos quedado un rato en la escalera y luego hemos encontrado unos asientos por ahí.
En Ampana al darnos cuenta que es difícil seguir tomamos un ojeck, unas motos, y nos acercamos al pueblo ciudad. Nos cobran un poco más de un euro por cada una y nos dejan en las cottages. Por fin tenemos internet después de más de diez días, lo necesitamos para dar señales de vida -parece ser que ha explotado algún avión y también algún volcán por aquí- y sobre todo para conseguir los vuelos para seguir viaje. En las islas internet es más necesario para moverse.
Nos damos un paseo por el pueblo, es tranquilo, tenemos las típicas conversaciones de fútbol y los saludos repetidos de niños y bastantes mayores. Comemos muy bien, pasta, al fin superamos el atún. También nos podemos beber unas bebidas frías y unos helados. Estamos muy acostumbrados a ventajas casi mágicas en algunas parte del mundo. Esto sin incluir la luz y el agua corriente y el agua sin sabor a leña para beber.
Al siguiente día nos vamos en un coche compartido, otra vez con madre con niño, y dos travestido grandes y feos, no como los thais que te meten en un lío en cuanto te descuidas. El viaje es largo pero bonito por la costa, la música terrible, no llevamos gallina esta vez.
Nos dejan en un sitio terrible en Poso. Una estación de autobús desierta con cinco locales mafiosos que nos hacen pasar un rato poco agradable. Al final decido salir a la carretera a hacer autoestop o lo que sea y me encuentro un autobús, así que negocio el ticket directamente allí y con ellos nos vamos. Son 16 horitas de autobús, de las 14.00 a las 6.00 am, sólo 500 km .... y no se hace demasiado largo. Pasamos por Tentena, toda la isla se ve muy verde mientras dura la luz.
Es un pequeño autobús lleno de locales con gallos de pelea que nos dan el despertar de madrugada, los tapones no son suficiente. Nos paramos por las obras de la carretera y los orgullosos propietarios nos enseñan a sus luchadores. La parada a cenar es en un sitio en el que los mosquitos no nos dejan ver las mesas ni el suelo, todo marrón. Nos saltamos la cena y tiramos de snack.
Nos dejan en la puerta del hotel. Unos viajeros nos habían recomendado el sitio, muy Lonely Planet, se llama Pías Poppies, un poco mas de diez euros y nos dejan ir a la cama directamente al llegar. Segundo sueño hasta las 10.00. Ya estamos en Rantepao.
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