Hemos estado tres dias en Sinahoukville, la ciudad del rey, como Stalingrado o Leopoldville.... sólo que años más tarde, y bastante más cutre. Es la zona de playa de Camboya, a mi me ha gustado, es como todo aquí: relajado, con gente agradable, un poco desastre y por desgracia sucio, aunque al menos no tanto las playas.
Los camboyanos viven de espalda al mar, no les va demasiado, mas allá de a los pescadores que son todos musulmanes, la gente joven se empieza a animar. La ciudad original está alejada de la playas. En las playas está montado el ambiente más turístico, aunque realmente no hay tanto montado. Y la tradición sigue hasta la playa.
Me termine Historia de dos ciudades, de Dickens. Me ha encantado, me ha recordado El Conde de Montecristo, aunque el final lo he visto venir. Me gustan las dos historias y como se unen, como se pasa de la revolución al terror. No se porqué, esperaba un cuento, quizás porque es Dickens. También con los mismos capítulos cortos de las novelas que se editaban en revistas o periódicos por entregas, pero todos completos, todos sustanciales... dejando o abriendo nuevos detalles, nuevos caminos.
También el guesthouse era muy cómodo, y muy limpio para ser local, en muy buen lugar, céntrico pero no ruidoso, sólo un terrible karaoke cercano. Zana Beach se llama. Hemos desayunado en una mesita con sillas que tenia a la entrada, nos hemos dedicado a las frutas, una sandia entera cuesta 1$, el precio estándar para casi todo si eres blanco.
Las cenas también en la playa, una a cubierto, otra en la playa, otra a medias por la lluvia. Además de la comida del local se puede comprar a los vendedores callejeros. Los calamarcitos a la parrilla era lo mejor, los cangrejos no muy allá, los dulces ricos. El desfilar continuo de vendetodo un poco cansino, aunque normalmente no son pesados. Algunos niños vendiendo, con muchas mas ganas de jugar que de vender, y algún pobre, sobre todo mutilados. Da igual lo que leas sobre las minas, es increíble la cantidad de gente que se ven sin piernas a la altura de las rodillas.... da igual lo que se cuente, sigue pasando.
El icono aquí son los Golden Lions, dos espantosos leones gigantes dorados de escayola en la gran rotonda de la playa. Las estatuas camboyanas merecen un pequeño resumen. En Kep hay de todo, pero el símbolo es el cangrejo gigante de escayola dentro del mar dando la bienvenida a la ciudad, es el más kitch. Aquí en Kep la mujer desnuda esperando a su marido el pescador es quizás de las pocas que se podría salvar... los muy púdicos camboyanos la han vestido!!!. En Kampot el icono es el gran durián de escayola. Aunque aquí no se salva ni el monumento a las salinas, ni el de la plaza del año 2000 (un año 2000 gigante de escayola). En Phohn Pehn se han gastado mas en el monumento de la independencia, parece de piedra y es como un templete, no es grandioso, pero aceptable. Copias en menor tamaño también hay por el todo el país.
Después de mirar el pronóstico del tiempo y aceptar que la temporada de lluvias está ya aquí vamos cerca de la frontera, a Koh kong. Como el tiempo no mejora no merece la pena quedarse, aunque me hubiera gustado acercarme a la isla, los manglares o dar algún paseo por las montañas Cardamomo .... pero no compensa, por otro lado evitaremos de momento las sanguijuelas - de las minas nos salvarían los guías!!!
Además Koh Kong con este tiempo se ve como un sitio poco agradable, casi sin asfaltar, sin ninguna canalización, no invita a quedarse. Comemos y cenamos en un par de sitios locales pero agradables, donde se termina congregando una curiosa comunidad de expatriados de media 65 años. No preguntamos, pero me intriga. A la mañana siguiente con sol y menos charcos parece mas acogedor, pero nos vamos a Tailandia.
Atrás dejamos Camboya casi tras un mes de viaje, el país de la eterna sonrisa, de los templos de Angkor, de la tradición budista y de los grandes mercados locales.
Atrás dejamos Camboya casi tras un mes de viaje, el país de la eterna sonrisa, de los templos de Angkor, de la tradición budista y de los grandes mercados locales.
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