Hemos estado al menos cuatro días en Kampot. Un sitio muy tranquilo, muy decadente, pero agradable, con un gran río y un paseo refrescante, al menos diez grados menos. El pueblo de la pimienta - esta deliciosa, verde y negra, - también los jemeres rojos destrozaron las plantaciones, sólo el arroz valía, pero está de vuelta. El único producto de Camboya con denominación de origen.
Capital marítima hasta el siglo XIX cuando los barcos más grandes ya no entraban por el río. El río se abre en dos brazos, y deja la isla del pescado entre medias. Antes está el centro de Kampot, se atraviesa el río por tres puentes: el francés volado por los jemeres rojos y reconstruido con restos; el nuevo, el único que se puede usar; y el del ferrocarril. Creo que ya no queda ni un tren aquí, aunque he oído que hay de mercancías, ni uno he visto.
Son días de relax -mas!!!!-, un hotel local agradable con piscina, paseos por la ciudad, el río y el campo, paseos en bici, visita a los mercados, comidas relajadas.... los locales sonrientes y agradables como siempre en este país.
Los pueblos pesqueros a los lados de la ribera del río son siempre musulmanes, pero musulmanes coloridos, los velos tienen color, las ropas tienen color, las caras tienen color y siempre sonrisa, y casi siempre un hello.... sobre todo de los niños. Los barcos de madera salen al anochecer y regresan a la mañana.
Se nota en el mercado que es zona de pescado, las gambas, calamares, bivalvos, pulpos, peces de todos los tipos, incluidos rayas. Están en todos los sitios. Frescos y vivos, o desecados al sol. No se desaprovecha nada, al no haber cadena de frío se sigue desecando gran parte de la comida para conservarla. Sobre todo las gambas, de cien tamaños distintos, pero en general pequeñas. Los métodos siguen siendo muy tradicionales.
Se nota en el mercado que es zona de pescado, las gambas, calamares, bivalvos, pulpos, peces de todos los tipos, incluidos rayas. Están en todos los sitios. Frescos y vivos, o desecados al sol. No se desaprovecha nada, al no haber cadena de frío se sigue desecando gran parte de la comida para conservarla. Sobre todo las gambas, de cien tamaños distintos, pero en general pequeñas. Los métodos siguen siendo muy tradicionales.
También hay salinas en la zona de la costa se ven las piscinas pero no llegamos a ver sal, a pesar de ser en teoría el final de la época seca. La han debido recoger. El monzón ya está aquí, las tormentas nocturnas y diurnas son mucho mas fuertes.
En las zonas de campo se ven las casas tradicionales, como en Laos, de madera de dos plantas, con la planta superior para vivir y la inferior descubierta para relajarse. Muchas granjas camino de Kep están rodeadas de palmeras que las hacen lucir mucho mas. También la madera luce mucho mas que algunos nuevos tejados de chapa. También esta la construcción más moderna, alta de varios pisos, como imitando shop houses, pero hortera con todos los balcones de metal, esto se ve que les encanta. Casoplones aislados, eso si, todos cerca de la carretera, en la carretera está la vida.
En Kampot quedan casas coloniales, algunas muy bonitas, pero casi todas descuidadas. Es curioso, podría ser un sitio excepcional, un poco más cuidado y con un poco sensación de conjunto, pero ese sentimiento no existe, y eso que aquí es donde más papeleras hemos visto. La falta de ayuntamiento, de servicio publico, de estado.... pero claro, hay que ser realistas, el papel y sobre todo el plástico no desaparece. Un problema que no existía hace 10 años y aquí todavía no tiene solución, cada consumición básica lleva 3 o 4 productos desechables plásticos, un simple café, con vaso, tapa, pajita y bolsa!!!
Todo el mundo trabaja, subsiste con algo, por la carretera se ven muchos productos y actividades locales, además de la pesca, agricultura y mercados mil, todo el mundo vende algo, y todo el mundo vende ademas botellas de gasolina. Se corta y se prepara madera y carbón vegetal, bambú, cestas de todos los tamaños, algunas gigantes, hechas a mano. Y todo el mundo vende comida, de cualquier tipo, y bebida y transporte. Esta gente come y bebe sin parar, y duerme sin parar en sus hamacas, en cualquier lado.... es como un ciclo sin fin, será el calor?
Los monjes se ven con sus tartera y sus paraguas, pasando tienda por tienda, una imagen muy colorida que ya vimos en Battabang, pero bastante distinta de las que recuerdo de Laos y de Birmania, donde los monjes pedían comida de una manera más tradicional y al amanecer. Aquí se pide tienda por tienda, y la mayoría da o le piden dinero.
En unos de los días ciclistas nos hemos acercado a los rápidos de Tak Chuo, como a 9km, ademas del ambiente rural hemos pasado un día de excursión camboyana local, es un Parque Natural - el hombre blanco paga un dólar!!- y básicamente es un río con rápidos, y un montón de puestos de madera y hoja de palma para relajarse, comer, beber y bañarse en el río.
Ahora hay una presa, pero los rápidos y el caudal es abundante. Nadie habla nada de inglés, así que nos cuesta entender un poco las normas, pero terminamos en un sitio en el que te dejan tu chiringuito, con su estera y hamacas y pagas por lo que consumes, aunque encontrar algo que comer nos lleva un rato de dialogo de besugos, pero como siempre con esta gente sonriente conseguimos algo... otras patas de pollo frito.
De vez en cuando pasan señoras vendiendo cosas y probamos alguna. Lo que mejor sabe es la cerveza, con hielo!!!! Los locales son bastante folloneros, y le gusta el chunda chunda, así que hay que tirar de vez en cuando un poco de cascos y tablet para relajar, la verdad es que se está estupendamente, y sale todo el día por diez dólares: 2 de bicis, 2 de PN, 3 de cerveza y 3 de pollo.... y una inmersión local. Por cierto, las locales son muy recatadas, se bañan vestidas, con ropas muy anchas, o con bañadores años 60.... curioso. Igual en la piscina del hotel. Casi ninguno sabe nadar.
El café con hielo aquí también nos encanta, somos los únicos blancos todos los días en el mercado de la ciudad, todos los días probamos algo. Sobre todo frutas. Tengo que buscar el nombre de alguna de ellas, la última es difícil de definir, como de broma, tengo que buscar el nombre en internet (lo encontré, mangostan). Hay que buscar algún sitio con cocina para disfrutar de los productos del mar... y hacerse un buen arroz!!! También hemos probado una bebida verde dulce, creo que hecha de coco, y una blanca, también dulce, como horchata de arroz, a todo le echan una tonelada de azúcar. Una pena que no nos podemos llevar la pimienta.
El hotel lo llevan locales, buena gente pero superdespistados, necesitan un curso de hospedería y hostelería. Se ve que es un negocio familiar, muy nuevo, la piscina y las habitaciones muy bien pero rematadas como con prisa. Siempre hay 3 o 4 en recepción, siempre viendo la tele en el PC on con el teléfono, y ninguno sabe inglés. También siempre alguno durmiendo. Me parece que aplican el mismo criterio que a las tiendas del mercado, lo importante es que siempre haya alguien, por si alguien pregunta. Por cierto, el primer sitio en el que he visto a un occidental con prostitutas, el tipo se las hace traer al hotel. Parece ser que todo el mundo gana, el del hotel, la chica, la acompañante, el del tuk tuk....
Me he quedado con ganas de jugar al futbol aqui con los locales, tenian unos campitos de césped artificial muy curiosos, juegan con un balón casi de piedra.... y la mayoria descalzos. Se ven muchas camisetas del Madrid, me temo que al año que viene sean del Barsa!!!
Ayer acabe Alamut, de Vladimir Bartol lo había empezado en Roncesvalles el 13/04. Claro que en el Camino solo leí ese día. Me ha costado un poco por la falta de continuidad. No me ha ayudado ya conocer la historia, me había impactado en las novelas de Peter Berling cuando lo leí de chaval. La secta del Viejo de la Montaña y sus asesinos, la historia de parte de los ismaelitas. De Alamut apenas ya queda el lugar en Irán, y Masiaf ya no creo que llegue a verlo en Siria, como el Krak de los caballeros, o Palmira, o Alepo o Damasco.... se me pasó la oportunidad. No sabia que la leyenda había resurgido por los escritos de Marco Polo, historia o leyenda, impactante y curiosa, casi más de 200 años en el nido de las águilas, hasta la época de los mongoles. Por cierto, la historia está hoy más en vigor que nunca.
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