El tercer día de templos de Angkor lo hacimos en bici y había reservado alguna de las grandes estrellas. Empezando por Ta Phrom, el templo de los árboles comiéndose la piedra. Por desgracia desde hace unos años el de Tomb Raider, nueva cultura mundial. Este edificio es otro monasterio dedicado por Jayavarman VII a su madre.
Hace mucho sol y la luz impide verlo en algunas zonas, no recordaba tanto árbol en el muro. La restauración sigue en la parte este. Ha perdido un poco de magia para mi, seguro que porque no es la primera vez, pero también por una especie de pedestales de madera que han preparado en las raíces mas espectaculares, en principio para que se hagan fotos los grupos de chinos!!
El árbol del cocodrilo que era el más famoso no se ve muy bien ahora porque lo tienen que sujetar, por la parte de atrás no es problema (fotos analógica de hace 8 años!!) y se entra en un patio lleno de templetes, recovecos y grandes raíces.
El árbol del cocodrilo que era el más famoso no se ve muy bien ahora porque lo tienen que sujetar, por la parte de atrás no es problema (fotos analógica de hace 8 años!!) y se entra en un patio lleno de templetes, recovecos y grandes raíces.
Te pierdes por cualquier pasillo y apareces en otra galería. Tarde o temprano vuelves a dar con una raíz gigante. Lo vemos muy bien y tranquilos, hemos ido muy pronto a esta zona, pero al irnos ya se ve bastante mas gente. Las esculturas son también muy bonitas, y cuando estás solo en alguna zona de grandes raíces se siente algo especial, Stendhal con naturaleza. Es un monasterio, no un templo. Más de 60.000 personas para mantenerlo, entre ellos más de 600 bailarinas... a lo mejor me hubiera ordenado aquí.
Luego pasamos por un par de templos mas, uno muy parecido, Banteay Kdey, de hecho también es un monasterio gigante, pero casi vacío que se disfruta solamente por eso. También medio derruido, con algún árbol y sus raíces. Cuatro entradas, como las de la ciudad, con la caras, los elefantes, las garudas, la luz.
Para toda las tarde nos hemos reservado a la gran estrella: Angkor Wat. Antes un tentempié al lado del foso del templo en una zona un poco mas local... la ventaja de ir en bici... la desventaja que hay que beberse 4 litros de agua!!
Hemos visto los templos para disfrutarlos, dejando alguno de los mas espectaculares para el final. Así también se disfrutan otros interesantes, pero que no se pueden comparar. Y por otro lado el tiempo, un lujo poder dedicarle 4 o 5 horas a los más impresionantes.
Angkor Wat esta casi vacío, pero es la 1.30 y hay 37C. Casi no se nota cuando se cruza el foso y se entra en el templo a través de la gran avenida. Una imagen repetida, pero que en realidad se hace difícil de describir. Tras la entrada principal otra pasarela aun mas larga nos acerca a los tres niveles de la montaña de piedra. Laterita por dentro y caliza por fuera para poder tallarla, pulida de manera que encaja una perfectamente en la otra, sin mortero como los romanos, básico para tallar el kilómetro de bajo relieves exterior.
Rectángulos que encierran otros rectángulos, hacia arriba, hacia el monte Meru y sus cinco picos. Y las bailarinas, las apsaras, mis favoritas, que curvas, que belleza,... lo dicho, también me podía ordenar aquí. En el último nivel se puede acceder a la parte superior, se ve toda la selva y los alrededores. Circula el aire.
En el exterior los bajo relieves se hunden hasta en tres niveles, el mas famoso el del batido del océano de leche, demonios y dioses batiendo el océano con la serpiente y el monte Meru apoyado en una tortuga. Aquí Visnu también aparece. Luego cielos e infiernos como en todas las religiones, batallas como en todas las culturas.
Descansando en la parte de atrás del templo se respira tranquilidad, vacío con la inmensidad del templo, solo monjes y monos aparecen por aquí. Todos muy fotogénicos, los monos mas inquietos.
Antes de irnos nos subimos a una biblioteca a disfrutar de las vistas y del aire, quizá una de las vistas que más me gustan del monasterio.
También, por supuesto, del atardecer y del reflejo simétrico del templo en las piscinas ceremoniales. La luz es impresionante. Llevamos más de cinco horas de visita.
Curiosa historia la del rey que lo construyó, mató a su tío rey con 14 años para hacer realidad una leyenda, sostuvo su mito construyendo esta ciudad templo. En 35 años, 300.000 hombres, 6.000 elefantes.... un rey Dios..... de nuevo el modus operandi se repite. Hacerse pasar por un dios para vivir como un rey.
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