miércoles, 30 de diciembre de 2015

Manila (2)

Lo único malo de no seguir el plan original es que hemos vuelto por donde fuimos, El Nido primero y Puerto Princesa después,  y aunque los dos sitios me gustan te queda la sensación de repetición y haberte perdido algo distinto -que no tiene  porque ser mejor.

El viaje a Puerto Princesa se hace corto, las cinco horas por el paisaje salvaje de Palawan se van en un suspiro, luego bollos, cervezas,  cena, paseo por la bahía con locales, guesthouse acogedora... y vuelo a día siguiente para volver a nuestra terrible Manila.... que sigue igual de terrible, hasta 4 taxis hasta que agarro uno honesto que pone el taxímetro, de nuevo menos de tres euros. Y de comida Mc Donald! !! Lo que tiene llegar a deshora.


..... Y hoy Manila ha mejorado, ha sido por el encuentro con la historia. Que ganas tenia de historia, se echa algo de menos en algunos destinos asiáticos, y además de historia del imperio español. Casi no queda nada, todo fue destruido finalmente en la II Guerra Mundial. En la batalla final, en sólo un mes, murieron más de 100.000 civiles entre la barbaridades japonesas y los bombardeos americanos.

La zona histórica se siguen llamando Intramuros, y es la muralla lo que mejor ser conserva, se ven los bastiones perfectamente, y pegado a las murallas han decidido hacer un club de golf, se ve que la única manera de mantenerlo cuidado. Antes de entrar en la muralla el Parque de Rizal.

Lo mejor que queda es el Convento de San Agustín que es Patrimonio de la Humanidad. En el claustro y demás dependencias han montado un museo bastante bueno. Impresiona leer sobre las rutas entre España y el Imperio.  La circunvalación al mundo y visita - que pago con su vida- de Magallanes; la apertura de la ruta de vuelta desde Acapulco a Filipinas, tras la conquista de Legazpi. La ruta de vuelta fue abierta por un fraile, tres meses ida y seis de vuelta, la ruta del galeón de Manila, del que llegaban los mantones a Madrid; la ruta desde Cádiz por el Cabo de nueva Esperanza de casi seis meses, y finalmente su reducción a 40 días cuando se abrió el Canal de Suez.  Que cantidad de buenas películas y buenas historias nos estamos perdiendo.


El museo conserva claustro,  refectorio, sala capitular - aquí se firmó la rendición con los Estados Unidos en el 98- y el claustro superior con un puñado de obras curiosas, religiosas nativas. Y la historia de unos frailes de otro tiempo, también verdaderos aventureros. La iglesia es sencilla de grandes muros y ha medio sobrevivido a todo tipo de conflictos, quizá me gusta más por la ausencia de monumentos estos meses. Tienen una réplica del niño dios que trajo Magallanes en su primer viaje y que se reencontró en la visita posterior de Legazpi.

Enfrente hay unas cuantas casas coloniales reconstruidas que dan algo de color. Los guardias en esta zona llevan los uniformes de la época colonial, sombrero incluido. Más adelante la plaza de la catedral, reconstruida mil veces pero desde fuera todavía tiene una vista bonita, le ayuda la plaza justo enfrente donde descubro una estatua a Carlos IV agradeciendo la expedición que trajo la vacuna de la viruela, la historia que leí recientemente, A Flor de Piel.



Más al fondo el Fuerte de Santiago,  la fortaleza que controla el río Pasig y que se añade al resto de la ciudadela. También es una zona agradable y cuidada con jardines.  Queda poco, y lo que mas se recuerda aquí es a Rizal, el mártir de la independencia,  aquí sufrió prisión y fue fusilado en el parque que ahora lleva su nombre. Aquí es un mito, y mi opinión personal es exactamente esa, mito, con una parte de realidad y un uso posterior político. ¿Figura de la independencia para ser colonia americana hasta la guerra...? pero el personaje en cuestión era extremadamente brillante, y como todos los libertadores de colonias hispanas con educación ibérica y criollo. Bueno, aquí con mezcla china no sé como se llamará.


En cuanto te sales de la calle central de Intramuros te topas con Manila, niños por el suelo, pobreza y supervivencia,  ruido y tráfico,  y aun así hoy me gusta mas y se aguanta mejor. Justo fuera de las murallas esta el parque. Me imagino que también por la guerra es casi un parque sin árboles grandes, pero agradable.  Es como si a veces echará de menos que Manila no se parezca más a Sudamérica,  las plazas, las casas, el Cabildo, las iglesias, ... es como que quisiera verlo ahí,  pero no está. Aún así me encanta imaginar la historia aquí.


El Parque de Rizal tiene alguna cosa curiosa, un intento de mapa tridimensional de las islas Filipinas,  una estatua gigante del indígena que mató a Magallanes y retrasó la conquista 40 años,  un montón más de bustos de personajes históricos, todos a nuestra costa, un auditorio, y buen ambiente de familias y relajación.

Al día siguiente termino la visita histórica, volvemos al parque de Rizal, hoy es 30 de diciembre, el día de su fusilamiento y fiesta nacional, nos acercamos al lugar del fusilamiento y a su tumba que está en el parque, hoy con la bandera a media hasta a su lado. Fusilado por soldados filipinos, curiosamente se representa fusilado por la espalda, no se si por realismo o por teatralidad.



Nos acercamos al Museo de pueblos filipinos que tenia ganas de ver,  hoy es gratis me imagino que por la fiesta. Hay alguna cosa curiosa como el comercio del marfil o la exposición de las gentes de Mindanao. Lo que mas me gusta es la exposición del galeón hundido en la bahía de Manila en la defensa de la ciudad contra los holandeses. La vida del capitán a bordo era de lujo.

Quizá lo más excepcional de la parte prehispánica son la construcción de barcos, obviamente hechos completamente a mano pero con una técnica totalmente distinta. Las tablas unidas por cuerdas a través de agujeros que se dejaban en las propias láminas y luego unidos por costillas de madera. Han encontrado algunas barcas de casi 1700 años de antigüedad.

Como siempre se intenta explicar el gran estado de desarrollo antes de las llegadas de occidentales, todo porque podían fabricar vasijas de barro. Las que son espectaculares por diferentes son las que usaban como urnas funerarias con cabezas antropomorfas como tapas, son muy curiosas y un tanto intrigantes.



Por cierto conseguimos el pasaporte, el gran condicionador de andar tanto tiempo alrededor de esta ciudad. Un sitio exótico para tener un pasaporte expedido. No recomiendo la experiencia.

Ya estamos listos para salir de Manila y de Filipinas, pero volveremos, como dice la campaña. Evitaremos Manila, volaremos a Cebú con muchas ganas de playa y de buceo, a ver si no hay más tifón.  De momento dejamos el archipiélago y esta capital. Filipinas como Indonesia son muchos países,  he visto dos distintos excepcionales, La Cordillera y Palawan, y otro decepcionante, que no es Coron sino Manila, bueno, más que decepcionante preocupante, pero de la miseria y sus consecuencias no se puede huir, pero es verdad que en muchos sitios de Asia no es tan palpable.


Antes de irme me he terminado un libro en inglés,  de papel de playa, Moriarty.  A veces es complicado elegir en el intercambio de libros!!! Me ha gustado más de lo que me esperaba, es bastante entretenido.  Me sorprende que un tipo pueda escribir así de fácil por encargo, ahora una continuación de Sherlock Holmes, luego el siguiente libro de James Bond, libros para niños o sus propias novelas. No es un gran libro, pero tiene  su merito.

sábado, 26 de diciembre de 2015

El Nido (2)

Finalmente conseguimos salir de Corón y como siempre una vez que se acepta la realidad se disfruta mucho más de esta. Problemas del primer mundo, pasar la Navidad en una playa o en otra, casi me da vergüenza reconocerlo,  pero cómo te puede afectar algo tan minúsculo?

El viaje de vuelta es mucho mejor, más sol, menos viento,  menos olas, se disfruta más del paisaje y de la lectura, y llegamos en siete horas.  Al ya conocer el pueblo toda la logística va a ser más sencilla aquí.  Al final son unos días de fiesta extraordinarios que no parecen de Navidad en este paisaje y con este clima

El plan  es muy sencillo, disfrutar de la playa hasta que sea momento de volver a Manila, así que nos quedamos cuatro noches aquí y nos pegamos tres días estupendos en la playa de las cabañas, a 3 km del pueblo y  donde todos los triciclos te quieren llevar, un traslado de 100 pesos por el que siempre te piden más,  pero sólo 5 segundos.


La playa es muy bonita, pero mejores son las vistas, con un perfil de montañas y de islas metidas en el mar. La playa de arena blanca y palmeras, y lo mejor un par de chiringuitos, con tumbonas y cervezas frías. 

El primer día la caminamos toda por la costa, hay una isla que se une a la principal por unas tirolinas.  Si se sigue la costa ya no hay absolutamente nada ni nadie y las vistas son igual de extremas.

En si no hay nada mas, Nochebuena.


Navidad.


Boxing day.


Las cena de nochebuena en la playa pero a las siete de la tarde, la de navidad finalmente con vino y pizza, pero hecha a la piedra, navidades distintas, navidades excepcionales. Pero se echa de menos a la gente,  a la familia, los amigos, las cenas,  .... seria estupendo poder tele transportarse unos días antes de seguir viaje.

En un cambio express en el Art Cafe me he leído otro libro de playa en papel, la Dama de Saigón.  Me ha entretenido,  aunque es el típico libro en el que los diez o doce personajes coinciden sin parar en cualquier lugar del mundo. Me ha gustado porque parte esta ambientado en Manila, y en una guerra en la que no sabía que habíamos luchado, la de la Conchinchina. No es novela histórica,  sino novela en un momento histórico,  pero aceptando eso se lee muy bien en la playa.


martes, 22 de diciembre de 2015

Corón

Es curioso que estoy escribiendo esto después de haber estado en Corón y no cuando estaba allí, mi opinión se ha moderado, pero aún así es el primer sitio de todos estos meses al que creo que no tenía que haber ido, pero no todo es culpa de Coron, y a veces las cosas tienen que salir mal, y aquí salieron mal todas por primera vez.


El viaje en barco debería ser espectacular porque las vistas lo son, se pasa por decenas de islas deshabitadas, con líneas de arena blanca y palmeras,  otras con sus casas de pescadores y nada más,  los perfiles escarpados a los ya me estoy acostumbrado. ... pero el viaje se hace muy largo,  mas de diez horas, y muy movido, más de la mitad de los pasajeros van vomitando, locales incluidos. Nos pilla el final del tifón,  el barco no es nada más que un patinador,  se rompen los patines dos veces antes de llegar, el agua entra por todos partes.   


Llegamos rotos a Corón y nos quedamos en un sitio sencillo de viajeros,  Guapos guesthouse. La ciudad es peor que fea y no tiene la tranquilidad de El Nido. Mi opinión sólo empeorará los siguientes días. Aquí venia a bucear,  a ver pecios hundidos. Un ataque masivo a la flota japonesa en la II Guerra Mundial.  La flota japonesa se quedó en este laberinto de islas pero los americanos les descubrieron. Hundieron más de 15 barcos, y una docena de ellos todavía se pueden bucear hoy en día. Pero mi catarro sigue y no me atrevo a bucear al principio, y al final, ni sigo a gusto en la ciudad, me dicen que la visibilidad es muy poca y como estoy pendiente del barco a Mindoro tampoco puedo hacer planes con las escuelas de buceo.

Al no poder bucear de inicio nos cogemos un tour más en barco, queríamos ir a ver algún barco hundido con snorkel pero no se puede ir hasta allí,  demasiado viento todavía y no salen tours,  está  a más de hora y media de la ciudad. Así que nos vamos a ver la isla de Corón. Es un poco lioso, pero la ciudad de Corón está en la isla de Busuanga,  y la isla de Corón sigue allí enfrente, un perfil de roca tallado, como hecho a mano, toda la isla piedra.


El tour lleva antes a alguna bahía verde,  alguna playa de agua cristalina, te llevan a comer a otra playa estupenda,  haces snorkel un par de veces y aunque todo el coral está muerto y arrasado algún pez curioso todavía se ve, y almejas descomunales de la que había en Malasia. 


Lo realmente espectacular es la isla de Corón,  como las islas de Bacuit pero mucho más grande de tamaño,  la Lonely dice que parece la isla de King Kong y no me parece mala similitud.


En el interior de la isla hay tres lagos, dos más pequeños y uno más grande. El más grande no es visitable,  está protegido por los habitantes originales,  me parece muy bien, que quede algo para el futuro y para los locales. En el lago más pequeño se puede nadar y la sensación es de paraíso total, sólo este rato justifica ir a Corón - eso pienso ahora y mientras nadaba, no cuando estaba en la ciudad.

Para llegar al lago hay he subir unas escaleras y desde allí la vistas sobre la isla son de foto, de hecho la foto he he visto desde entonces cien veces cada vez que he buscado Corón en Internet,  aun así,  la foto ahí está. 


El barco para salir a Corón no tenia plazas libres al principio por efectos del tifón,  pero cuando ya creímos que nos íbamos se volvió a cancelar por vientos, y ya no habría más barcos hasta después de Navidad,  así que tuve que cancelar la reserva en Puerto Galera - la única que había hecho en siete meses para mas de un día y buscar un plan alternativo. Después de la zozobra inicial decidí volver a El Nido, al principio porque era la única salida, y después porque es un sitio estupendo, aunque en aquel momento me hacía retroceder. 

De la ciudad de Corón casi no se salva nada si no buceas, es difícil hacer nada si no es en un tour, y es muy poco paseable, da al mar, pero curiosamente desde casi ningún sitio se disfruta. Descubrimos un gran sitio para comer, Brújita,  con comida sabrosa, pero aún allí era difícil huir del ruido.

Es Navidad y hay feria, aunque aquí toda la feria consiste en apostar dinero, y desde muy pequeño.  Hay muchos tipos de apuestas, todas sencillas y coloridas. No gane nada. Hay que ir entrenando para Macao.



Me he leído La chica del tren, el libro que nos dejó Ana en Bunaken. Se lee bien, libro perfecto de playa, de crímenes,  intriga, mujeres malas y/o reales. Me hace gracia que los personajes del libro pasen tanto calor. ...en Inglaterra, pero por lo demás se puede recomendar. El tren me recuerda el que va a Londres desde Reading, el mismo ambiente.


jueves, 17 de diciembre de 2015

El Nido (1)

Al Norte de Palawan está el principal atractivo de la isla,  el archipiélago de Bacuit,  islas kársticas en mar  turquesa. La entrada a ese paraíso es un pequeño pueblecillo llamado El Nido. El nombre me encanta,  es bonito, el pueblo no. Pero es mucho mejor de lo que esperaba, son cuatro calles, tranquilo si te retiras de la calle principal, da al mar con lo cual te puedes tomar tus cervezas y cenas con los pies en el agua, y además está rodeado de unos telones de piedra natural a ambos lados que parecen de ficción. Por esas cosas del destino vamos a estar bastante más de lo planeado,  pero no es para quejarse.


Nos venimos en una mini van que nos lleva seis horas. La contrato con la pensión,  así saqué oferta especial. Como nos recoge los últimos hay un poco de lucha por ir en un sitio decente,  consigo uno aceptable aunque un poco apretado. La carretera va por paisajes verdes y mares muy azules, la carretera en si la siguen haciendo de una manera tan manual que es difícil  de creer. Ponen guías de hierro y rellenan un carril con una especie de hormigón,  como como si fuera la pared de una casa.  En los transportes locales va gente subida por todos los sitios, tienen que morir a diario. 

Después de organizar la logística, nos quedamos en un sitio tranquilo que se llama Charizz Inn y está muy bien, nos paseamos el pueblo, unos quince minutos. Lo que mas vamos a disfrutar además de la cerveza en la playa es la new bakery,  para desayunar y merendar y para casi todo, como aquí le ponen azúcar a toda la comida lo único que hacen bueno son los dulces.


La primera actividad que hacemos es Kayak , y que actividad. Se disfruta de una manera única de las islas, del mar, de la playa, de la tranquilidad. Increible y un poco agotador. Nos vamos a la isla que está enfrente de El Nido, se llama Cadlao,  y es difícil de imaginar naturaleza más atractiva. Una isla toda de roca, de formas irregulares, el verde crece en todos los sitios como si se trepara, y las playas desiertas son eso, desiertas de aguas transparentes y brillantes. Con el Kayak lo descubres todo para ti.


El plan es ir a la laguna que está en la parte de atrás de la isla pero nos viene un poco lejos, llegamos hasta la sexta o séptimo playa pero cuando al doblar el cabo no vemos la laguna decidimos dar la vuelta y disfrutar,  sino la vuelta va a ser sobre todo sufrir.


La primera playa de la isla le llaman Paradise, aquí paramos a la ida y a la vuelta. Solos. Una playa con sus palmeras,  sus montañas detrás y muy limpia,  mar de coral y poco más. Paramos en otras dos playas, con nombre pero que he olvidado. En una de ellas un familia de pescadores se dedican a limpiar pescado. En la última nos comemos las viandas, sólo aquí coincidimos con un barco.


La vuelta es larga, menos mal que dimos la vuelta, cuando se sale de la protección de las bahías,  y sobre todo al cruzar hasta El Nido, las corrientes,  el aire y las olas no te dejan avanzar. La última media hora es más dura por las olas de los barcos y porque ya duele todo. Ha sido un día redondo, pero estamos agotados.


A la mañana siguiente nos levantamos con el tifón Nona encima de nosotros, mi primer tifón. Bueno, realmente Palawan lo toca sólo de lado, el desastre es en Luzon y Mindoro. Han desplazado a 750.000 personas y al menos han muerto 11. Esta gente recibe unos 20 tifones al año.  Sobre todo provocan desprendimientos y destroza casas, no es difícil de entender si te fijas en como y donde construyen, literalmente en el borde del mar.

Para nosotros no hay sido muy terrible,  pero nos ha parado tres días sin actividad, no se podía navegar y había lluvias frecuentes.  Me ha coinciddo con el primer trancazo terrible que pillo, así que no me ha impactado demasiado. Mucha guerra de las galaxias en la tele y pajarear. Socialmente  lo mejor ha sido que hemos coincidido de nuevo con la pareja alemana inglesa, Tania y Jon, y hemos pasado muy buenas noches de charla y cervezas, muchas cervezas, tantas que Tania ha repetido más de una historia. Son unos chicos encantadores en viaje de 7 meses, y Tania quizá la alemana más agradable que haya conocido nunca, espero volvamos a verlos.


Finalmente antes de irnos hemos aprovechado para hacer un tour por las islas, el C. Hay cuatro,  A, B, C y D. Todo el mundo recomienda el A y el C, pero una vez que haces uno yo recomiendo Kayak y playa. Es el problema de los tours y del tourismo,  los sitios pueden ser increíbles pero el tour les suele quitar la magia.

El tour C al menos es increíble,  va sobre todo a la isla de Miniloc,  una de las joyas kársticas de Bacuit. Los perfiles de la isla son difíciles de creer, ni recortados con tijeras. La piedra es totalmente afilada y fina, como los pináculos de Borneo. Y en sitios increíbles crece la vegetación.


Antes se para en la playa de 7 comandos que está en el muro detrás de Él Nido pero sólo se puede llegar en barco, y enseguida nos llevan a otra playa, ya en Miniloc, a comer.  Una playa con un perfil increíble,  cuando llegamos estamos solos. A partir del sexto barco pierde encanto y falta sitio en la arena.


Pero los grandes lujos de la isla son sus lagunas. La laguna secreta es curiosa, un agujero en una roca que da lugar a una piscina natural toda rodeada de altos muros de piedra y verde. La playa fuera es impresionante,  y el perfil de las paredes mas.


La laguna grande es para mi el paisaje más irrepetible que he visto aquí, un cañón de roca pulida que conduce a una gran piscina natural, en agua que es totalmente turquesa.  Y el paisaje es suficientemente amplio para no sentirse rodeado por otros.


La última es la laguna pequeña,  a la que se entra por un extremo que casi hay que descubrir entre las rocas y da paso a un serie de piscinas comunicadas de nuevo entre altas paredes de roca. El paisaje es único,  la experiencia aquí también lo sería si hubiera menos gente. Aquí, Nuno,  un portugués le da el anillo a su prometida,  me toca hacer de fotógrafo. Ella también dice sí esta vez.

Todo el paisaje y el perfil de las islas es abrumador, pero no repetiremos actividad aquí para no saturarnos de tour. Curiosamente no es temporada alta,  todo cuesta el 40% menos, incluidos los precios oficiales de los tours,  ... que poco cómodo estoy sin saber el precio de las cosas pero me he acostumbrado ya.

Ahora salimos hasta Corón, las islas al norte de Palawan,  de camino a Mindoro para llegar a Manila de vuelta por mar.



sábado, 12 de diciembre de 2015

Sabang

Al norte de Palawan hay una de las nuevas siete maravillas naturales del mundo, uno de los engendros provocados por Internet y las votaciones. Es el río subterráneo más largo del mundo. No iba a ir a verlo porque no había leído nada bueno de él,  pero he cambiado de opinión en Puerto Princesa.


Básicamente por dos razones, la primera es que me he enterado que es Patrimonio de la Humanidad desde el 99, antes de la votación,   y nunca me ha decepcionado un lugar con esa denominación de origen, por lo menos hasta ahora. Además estoy tan a gusto en Puerto Princesa que acomodo la actividad para entretenerme.  Y finalmente, estando tan cerca y por 20€ y con tiempo me decido a probar.

No me ha decepcionado en absoluto. Lo bueno de tener las expectativas muy controladas. La verdad es que echas el día entero entre el viaje y esperas para estar poco más de media hora en el río,  pero por otro lado la isla es tan espectacularmente verde y agreste que se disfruta.

Vamos en un grupo heterogéneo, un texano, una pareja irani,  una inglesa alemana,  una de viejo suizo con joven local y dos parejas más locales. No es un mal grupo para un solo día. Se tarda unas dos horas en llegar a Sabang y en el camino solo hay montañas,  verde y mar.


La playa en Sabang es totalmente salvaje,  rodeada de montañas,  con palmeras y barcos locales patinadores. Y muy limpio, otra cosa que me está gustando mucho de Filipinas. Aquí es la primera espera,  no es mal sitio para esperar. Nos dan la comida en un chiringuito en la playa y después tomamos un barquito hasta la playa por donde desemboca el río. 

No son ni diez minutos, se llega a una pequeña playa todavía más salvaje y muy protegida entre rocas. Aquí ya se apilan los turistas.  Esta es la parte más aburrida hasta que te toca entrar en el barco de remo dentro del río subterráneo. La zona está muy bien cuidada,  se ven macacos y varanos gigantes como los de Tioman


Finalmente entramos, la entrada es de lo mejor, el río sale por la boca de la cueva y desemboca en una laguna de aguas verdes. Por ahí te traga el río y empieza la visita por el interior.


La autoguia que te dan es infumable, al poco rato la apago. El interior no es espectacular por sus formaciones,  aunque en algún sitio si se ven cúpulas y paredes pulidas de mas de 100 metros de alto. Quizá lo mejor es explorar  la cueva desde el bote. Todo a oscuras,  sólo con la linterna del remero y en el más absoluto silencio - aparte de los murciélagos. 

La verdad es que la gestión del río es muy positiva,  explotándolo pero con una total conservación, con atención a los detalles, no dejan fumar en todo el parque. En Malasia o Indonesia estaría todo lleno de colillas de los locales. Aún así es una actividad que es difícil de recomendar, muy organizada, demasiado tiempo muerto, pero no es tan terrible como había oído. Estoy contento de haberme acercado.

La vuelta otras dos horas. A tiempo para preparar la salida e ir a tomarse algo algo a la zona local.  Más cerveza y sig sig. 

viernes, 11 de diciembre de 2015

Puerto Princesa

Hemos aterrizado en Palawan,  parece el nombre de los pequeños Jedi,  pero no. Es una isla alargada al oeste del archipiélago, la más occidental que casi llega a Borneo. Es un grupo de islas con distintos nombres, difícil de agrupar y entender aquí en Filipinas. La agrupación es para simplificar me imagino, con 7.107 islas es difícil.


Llegamos a la capital, a Puerto Princesa, que no tiene nada, pero estamos tan bien y la gente es tan agradable que me quedo tres días.  Que energía positiva después de volver a salir huyendo de Manila. Llegamos de madrugada desde Banaue y nos subimos a un triciclo -mala idea- que nos llevó al hotel. El ambiente a las 5 am en Manila es espeluznante. Recogimos nuestras bolsas grandes del Wanderers, desayuno,  internet, tiempo y al aeropuerto. Tenemos que parar cuatro taxis antes de que nos pare uno no estafador. No llega a tres euros.

Ya en Puerto Princesa es más un pueblo que una ciudad, unos 250.000 habitantes pero también caótico y con mucho tráfico. Pero aquí se lleva bien, muy bien. Mucho filipino sonriente y mucho ambiente local. Es casi una carretera principal que lleva al puerto y poco más.  Los aviones pasan raspando los edificios.  El aeropuerto es de los de salir andando por la pista.

El transporte local está monopolizado por los triciclos, aquí muy tuneados,  caben hasta 7 en cada uno. Me recuerdan pequeñas naves espaciales,  están en todos los sitios, muy baratos, conductores alegres y no pesados.  También los famosos jeepneys,  por supuesto.


Cerca del mar han preparado una especie de paseo marítimo de tierra donde van todos los locales a pasear, con los niños, a cenar. Un gusto ver a la gente disfrutar. Nosotros también. La ciudad está toda rodeada de mar. Aquí los niños juegan con unos triciclos muy parecidos a los que hacen de tuk tuk, una preparación para el futuro. La cerveza nos sabe estupenda.  La comida local mejora bastante aunque muy grasa. Comemos mucho una cosa que llaman sig sig de cerdo, muy muy graso pero sabroso, creo que es careta de cerdo. La cerveza es de San Miguel pero más fuerte, Red Horse, 7 grados. Llegamos a casa contentos.


La pensión donde nos quedamos, aquí a los hostales y pequeños hoteles les llaman así, está muy bien. Había ganas de un poco de comodidad después de los autobuses y las montañas. Y de calor. Aquí hace calor otra vez. Al sol mucho, a la sombra se aguanta. 

Las pastelerías también están muy bien así que vamos recuperando el apetito, nos hinchamos a bollos para desayunar y merendar. Como el idioma tiene palabras en español algunas coinciden. Por ejemplo ellos también tienen merienda,  pero es casi a todas horas, como si fuera cualquier cosa para picar fuera de las comidas. También ensaimada. Claro, pido bollos que reconozco. Muchas otras palabras me imagino que las conservan porque se utilizaron para cosas que no existían antes de la llegada de los españoles: zapatos, basura, moralidad, los números,  etc. 


Ahora todo el mundo estudia inglés,  y hay un gran nivel hablado en la calle.  Todo en la tele es en inglés, hasta los anuncios. Hasta los años 70 el español estaba en el sistema educativo pero lo cambiaron por el inglés. 

Damos unos cuantos paseos, hay poco que ver. Se conserva la zona donde ejecutaron a los prisioneros de guerra americanos, cuando las cosas se les ponían feas a los japoneses. Los metieron en salas, la echaron gasolina y les prendieron fuego. No se cómo, pero 11 huyeron.

Aquí se ven ya bastantes iglesias. Tienen hasta su catedral que no es fea aunque sea nueva. Todo está destruido desde la II Guerra Mundial. Las Filipinas era territorio americano invadido por los japoneses,  estuvieron aquí tres años,  y entre unos y otros no quedo piedra sobre piedra. De entre las iglesias, lo que más me sorprende es la congregación de Ni Cristo... me parece broma hasta que aprendo que 'ni' en filipino es 'de'. Explicación sencilla.



martes, 8 de diciembre de 2015

Banaue

El dia del trekking de Batad a Bagaan llegamos a Banaue  de nuevo, este pueblo es la entrada y la salida de la zona de Ifugao. Pasamos la tarde en Banaue, es un pueblo catástrofe en un paraje impresionante. Las casas se suben por las montañas como las terrazas, las terrazas también. Sale el sol, otro clima, otro lugar, el verde brilla en todas las montañas. 


Encontramos un lugar para quedarnos, Uyumi Guesthouse, y salimos a comer algo. Todo más barato, todo más rico, nos dedicamos a los dulces. En la plaza del pueblo los coches siguen llegando como en Belle Epoque,  con sus ruedas de respuesto,  gentes y cajas por todos los sitios y mil colores.


Nos acercamos al museo, nos lo recomendó Eduardo por las fotos. Merece la pena, son de 1910, verdaderas tribu casi africanas, con sus pigmeos incluidos - aquí se les llama negritos y son una raza- Aquí aprendo que las casas de aquí son casas y no hórreos.  También la tradición de sentar a los muertos en una silla especial hasta 15 días antes de enterrarlos. A los que mueren asesinados no, a esos los apoyan contra un poste de la casa, para que el espíritu se amargue y se vuelva vengativo.

El último día lo tomamos de relax que vuelve a tocar volver en bus por la noche, así que desayunamos y comemos y merendamos, y probamos más dulces y tomamos más San Miguel. Lo único que hacemos es subir a ver las terrazas de Banaue desde los miradores, aprovechando un hueco entre el invierno y el verano que hay aquí, para evitar riesgos y por vaguería subimos en triciclo, unos 15 quince minutos y unas cuantas paradas.


La vistas son buenas desde cualquier sitio que te asomas, las terrazas llegan desde lo alto de las montañas al valle que hace el río que pasa por Banaue. Aquí las terrazas son de barro no de piedra, así que el barro es colonizado también por el verde y toda la montaña parece tallada y mimetizada.


Desde arriba del todo hay una vista completa hasta Banaue, aquí me dan ganas de andar, me pasa como en el Camino por las mañanas al ver las pequeñas rutas por la montaña, para meterme en el paisaje en vez de disfrutarlo en la distancia.

Aquí se ven unas ancianas que se visten con ropas locales para ser fotografiadas y llevarse una propina. Nunca pago por una foto, y no me gusta hacer fotos de gente no espontánea, pero aquí es por una buena causa. Obviamente no hay seguridad social,  sólo los hijos, y estas señoras parecen tener casi 100 años,  con las propias terrazas esculpidas en la cara.


La gente mayor que ha vivido en el campo en esta zona camino totalmente encorvada, con la espalda como una ele totalmente inclinados mirando al suelo. Me imagino que el resultado de décadas de trabajo agachado en el arrozal, ahora removiendo la tierra y dejando un camino tortuoso en la piscina de arroz, fácil de adivinar en la huella que dejan detrás. Ya lo vi en China,  en la columna del dragón,  no es una situación excepcional, casi todo los mayores en los pueblos caminan así.


En el pueblo la vida sigue en la plaza principal, con sus transportes, sus gallinas y sus bultos. Nosotros nos preparamos para la paliza nocturna, más bollos y más San Miguel. Y fluimicil para el trancazo.

En sólo dos páginas se recupera todo el amor por la literatura,  entiendes porque unos libros te gustan y otros no, porque un escritor te llama una y otra vez. Unas líneas de Benedetti son suficientes, aunque siempre sea triste. La Vecina orilla, una historia de 45 páginas perfectas. Alguno me dirá que un poco de rojos.

lunes, 7 de diciembre de 2015

Bangaan

Ha sido un trekking perfecto en un día estupendo en el que todo ha salido redondo, cada vez más cómodo en la zona, y disfrutando de la naturaleza. Cuando volvía en el autobús pensaba que estos 5 días son un viaje en si mismo a un  mundo diferente, otro viaje dentro de mi viaje.

Nos hemos levantado con sol y después de desayunar hemos emprendido el camino, había que evitar la lluvia. Hemos salido por la entrada del pueblo y enseguida hemos bajado un fuerte desnivel, en 20 minutos ya estábamos andando por terrazas, con Gaspar,  un perro hambriento mas que nos guía y acompaña todo el día.


Vamos solos, sin guía, y al cruzar las primeras terrazas se acaban las indicaciones y simplemente seguimos el consejo de bordear la montaña. Y vamos si las bordeamos. Lo hacemos durante más de tres horas, pero hoy el perfil de la etapa es mucho más plano y se agradece.

Como vamos muy altos en cuanto damos la vuelta a la montaña disfrutamos de un paisaje nuevo,  un valle nuevo. Las grandes montañas se pierden hacia el este y el camino se adivina como el de Santiago pegado a la montaña. Aquí nos encontramos con el único otro viajero,  este viene guiado y enseguida nos adelanta. 


En esta zona las terrazas están plantadas de arroz y brillan con un  verde fluorescente en la distancia, como pintadas,  con sus pequeñas casas e iglesias en el centro. Desde lejos no se ve como llegar a estos pueblos.

En la otra vertiente de la siguiente montaña llegamos a otro valle, menos espectacular que el anterior pero también con las terrazas verdes de arroz. Por el camino  hemos pasado algún pequeño pueblo en el que además de arroz empiezan a cultivar judías y pimientos en las terrazas,  al menos mejorarán la dieta.



A lo lejos se adivina la carretera principal, cuando llegamos vemos que vamos por buen camino, es una carretera que se está abriendo a través de las montañas,  estas se niegan y lo llenan todo de piedras. Las paredes las intentan sostener con  nuevas terrazas, igual de manual y tradicional que hace dos mil años.  Parece un trabajo interminable.


Después de andar diez minutos por la carretera llegamos a Bangaan. Es un pueblo en lo alto de una curva,  pero su valor está de nuevo en sus terrazas y sus casitas allí metidas. Otro nuevo valle, mas nuevas terrazas, otra postal. Parece también de mentira. Fotogénico. Aquí nos pasa un ciclista que es de Huesca y trabaja en Manila, ya son ganas!!

Paramos a comer en el Family Inn. No son ni las doce, pero aquí esperaremos un transporte con unas San Miguel . Antes de irnos llegan otros dos chicos de Madrid con su guía,  hacen el mismo recorrido pero vuelven a Batad. En unos minutos el tiempo se va al invierno y no se ven ni las montañas delante. Justo viene el bus y dejamos aquí a Gastar después de darle los restos

Finalmente nos vamos en un bus muy local, pero por suerte no nos toca ir en el techo. Llueve, la carretera esta llena de piedras que caen de la pared, y vamos viendo el desfiladero todo el camino por las ventanas de madera. Se pasa susto. Al llegar nos cobran local, medio euro, y nos seguimos dando cuenta que sólo los que realmente están demasiado cerca del turismo son mala gente. 


domingo, 6 de diciembre de 2015

Cambulo

Nos ponemos a andar. Había un opción de hacer un trekking circular de dos días pero entre la lluvia y la posibilidad de no encontrar alojamiento entre medias o tener que hacer una segunda etapa muy larga lo dejemos aparcado. 

Como estamos en lo alto del pueblo nos ponemos a andar en paralelo, para intentar evitar las subidas y bajadas.  El camino no es fácil.  Aquí ningún camino es fácil. Pero evitamos los guías, nos fiamos de mi orientación y vamos  a nuestro ritmo. Vamos entre la montaña, totalmente verde y tupida. En cuanto salimos a las terrazas la vista es un verdadero espectáculo.  La geometría de los estanques y de las minúsculas casas entre medio es perfecta.  La montañas del fondo una broma.


Caminar por el hilo de piedra que separa los distintos estanques ya no es tan broma. No es que sea peligroso pero no es nada cómodo, y hay que tener mucho cuidado porque es muy resbaladizo.  De vez en cuando es piedra, a veces barro, a veces casi nada. Pero se ve porque terraza hay que andar.


Vamos llegando a distintos miradores hasta que llegamos al más alto de Batad.  Otro sitio que hipnotiza, te puedes quedar ahí toda la mañana.  Como que te llaman la terrazas y los reflejos de sus piscinas,  pero aquí vemos el letrero a Campulo y decidimos ir para allá.  Era la parada del trekking circular y le tengo ganas.

Empieza a llover, sin parar. Son algo más de tres kilómetros de rompe piernas, sube y baja de barro y piedra muy resbaladizo. El paisaje ni lo veo. Me caigo varía veces, en mi media, nada grave, arañazos y vergüenza de vez en cuando.   Como vamos sin guía de vez en cuando dudamos, pero lo encontramos sin problemas. Se ve poca gente pero siempre lo locales nos ayudan. 


Cuando llegamos a Campulo para de llover. Este sobre otras terrazas de arroz en la curva del río. Un río que abre una tremenda grieta entre las montañas.  La parte final es larga y dura. El pueblo más bonito de lejos que de cerca. La construcciones son muy pobres, de chapa. Sólo las casas como hórreos,  como los leoneses y asturianos, cuadrados, siguen siendo de madera y conservan toda la tradición  a su alrededor, utensilios, animales, algo de vida social.

Casas tradicionales que durante días confundí con hórreos de verdad hasta que fuí al museo de Banaue, son muy pequeñas, cuadradas, de madera con techo de palma. Sólo una habitación para dormir. Encima un desván para guardar el arroz en su función hórreo con sus guardianes se madera. La escalera de mano se guarda dentro de la casa. Fuera los animales, la cocina debajo para taparla de la lluvia, y los pequeños útiles y cestas.


En la parte de atrás se ve pasar el río,  crecido de montaña,  con un puente colgante que se mantiene en precario equilibrio y que une a otros pueblos mucho más arriba. Por aquí se seguiría a Pula, sólo tres kilómetros mas,  el plan inicial, pero nos damos la vuelta, ya vamos bastante mojados.  Antes comemos algo básico aquí antes de salir. El pueblo no tiene estructura, ni calles, pasas de casa a casa.

La vuelta es mucho mejor,  para de llover y escampa, nos secamos y disfrutamos del paisaje de montaña,  selva y arrozal. La vida de todos los que nos cruzamos me parece realmente dura, todo lo transportan a hombros por unos caminos en los que apenas caben los pies. Mastican todos nuez de betel,  muy roja, como sus dientes, escupiéndola por todas partes. 


En la vuelta al mirador conocemos a dos chilenos, muy risueños,  Carlos y Carlos. Nos quedamos un buen  rato allá arriba. La vista todavía más espectacular,  con más luz. Un paisaje inolvidable.  Un paisaje atrayente. Cada vez que te paras en un terraza, en un camino, te vuelves a asomar al balcón,  te quedas pensando si es real. Demasiado perfecto. 

Ya le hemos cogido el truco al pueblo y a la zona, con nuestra cervezas,  nuestras  pobres comidas,  nuestras duchas calientes, y todo con grandes vistas, lo mejor. Ya empezamos a disfrutar Filipinas