El tiempo sigue siendo estupendo pero no nos animamos a hacer el trekking largo aquí, una pena, y me arrepiento, parece ser que es duro, 11km en 6 horas asusta, pero a Nueva Zelanda se viene a andar o no se viene. Las otras actividades me parecen entre ridículas, muy turísticas o me pillan mayor: trekking con llama (si, el animal andino!!!), conducir tanques, unirse a tour del señor de los anillos con muchos chinos, subirse a cosas que hacen mucho ruido -Jet boats o helicopteros-, esquilar ovejas, saltar en paracaídas o puenting. ...
Así que nos pegamos una paliza de coche por unos paisajes de mentira todo el día, da igual lo que andes, por esta zona el paisaje mejora y mejora y mejora. Todo vistas impresionantes. Aunque después de varias horas de coche aburre un poco y se avanza lentísimo, 200km son 4 horas, a veces desespera.
Toda la primera parte entre lagos hasta llegar a la costa es realmente impresionante. Es todo entre lagos y montañas, sin una casa, sólo campo y vistas. Te cambias de un lago a otro. La luz no es como en Australia, aquí curiosamente me ha gustado mucho más la luz cuando está nublado. Este país se ilumina en la oscuridad, pero el sol le come los colores.
Antes de llegar a la costa se va por pasos de montaña entre cascadas y bosques, también un paisaje salvaje, sin casas y muy tranquilo, sin tráfico. Donde se meten los chinos en la carretera?
La costa Oeste es espectacular, playa salvaje infinita, olas larguísimas que ocupan todo lo largo del mar, arena más blanca- pero no como la de Tasmania- y enfrente del mar de Tasmania. Pero tiene un pero. Y grande. Las sand flies. Te comen vivo. No te puedes ni bajar del coche, entran a decenas y te fríen. Se meten entre la ropa. No sé como consiguen volar con el aire que hace aquí, pero nos echan de dos playas y no volvemos a parar hasta los glaciares.
Comemos con vistas a un lago y conozco a una maestra jubilada que lleva 2700 kilómetros en bici por aquí, son de otro planeta. Tiene 68 años pero parece que tiene 98, aquí el sol debe abrasar. Eso sí, energía, como el doble que yo. Un ejemplo de señora que ya en los 70 viajo por Europa y volvió a casa a través de Afganistán y Birmania. Casi nada.
Es un día raro, muy bonito, pero largo, y lo disfruto menos de lo que debería. Uno de esos días que te fijas más en lo malo que en lo bueno. El cansancio? La vuelta? Al menos vemos los glaciares. Venía con las expectativas bajas, así que me gustan bastante. Sobre todo el segundo.
Cuando has visto el Perito Moreno, o el Upsala, o el Lago Grey, o casi cualquiera en Patagonia estos glaciares saben a poco. El primero, el Fox, es más pequeño, mejor verlos en este orden. La verdad es que es más una visita histórica más que natural, porque desaparecen a una velocidad terrible, la diferencia con las fotos de 2006, hace nada, son espeluznantes.
El Franz Josef es más impresionante, se ve más desde la distancia se ve el glaciar caer por la montaña, el frontal se ve mejor y es más visual. A mi lo que más me ha gustado es lo bien que se ve el valle y el río que este antiguo monstruo a montado. La vista 360 grados es increíble, un manual de geografía, una clase en directo. Además todo el entorno es más bello.
En los dos sitios se anda una hora o más para ir y volver, el paseo merece la pena, aunque no te puedes acercar a más de 400 metros por tu seguridad. Bueno, por el negocio, si contratas a un chaval en pantalones cortos entonces ya es seguro. Lo que da más pena -aunque ya es así en todos los sitios- es la comercialización, todo el paseo lo haces entre el ruido de helicópteros que se posan en el glaciar con sus chinos. Si quieres verlo sin ruido te aconsejan venir a las 18.00 de la tarde (a las 18.30 ya es de noche con el cambio horario)
Nos cuesta encontrar donde dormir y terminamos en Whaharoa, en un hotel, con una maori muy sociable y una catalana que está haciendo goofing por aquí. Los maories aqui estan totalmente integrados, nada que ver con los aborigenes. Las razas tampoco.
Nos ponemos un poco al día con Anais, la catalana. Nos tomamos unos vinos, y nos dan la 1 de la mañana, la primera vez en mucho tiempo.