sábado, 31 de octubre de 2015

Togean - Malenge

El paraíso. No otro paraíso. El paraíso.


Hemos venido específicamente a un sitio que me recomendaron unas viajeras australianas en Bunaken, se llama Sera Beach.  Malenge es una isla bastante al este del archipiélago, rocosa, y de vez en cuando se abre entre las rocas una pequeña bahía. Sera Beach está en una de estas aperturas, pero una espectacular de arena blanca, mar turquesa,  cocoteros y diez cabañas de madera con hamacas.


A veces la vida es fácil y el viaje también,  este es el sitio para realmente no hacer nada, dormir, comer, tumbarse en la hamaca,  leer, bañarse,  dormir ....un ciclo del que no te cansas ni te aburres, por los menos en los  4 días que hemos estado. Con las mejores vistas que haya tenido jamás.  Cada vez que levantaba la vista del libro te quedabas sorprendido de nuevo al ver el mar entre las palmeras. Además la mayor parte del tiempo hemos estado completamente solos. Y sin mosquitos. 


El primer día fue bastante social, había mucho viajero independiente,  cuatro parejas alemanas y austriacas, un vasco francés,  un israelita y una china. Buen ambiente e intercambio de información,  curiosamente casi todos estaban sólo tres semanas de vacaciones, poco tiempo para llegar hasta aquí. Al día siguiente se fueron todos y sólo el último día volvimos a tener un  pareja de franceses y otra de alemanes locos que viajan en bicicleta.  Si es difícil moverse por las islas de Indonesia en bici es casi imposible. 

El sitio parece propiedad de locales y llevado por locales, aquí conozco a un personaje, tío del dueño,  el Señor Barracuda.  Está sólo de visita, el es funcionario de turismo en Poso, en Sulawesi, me habla del conflicto que hubo allí,  entre cristianos y musulmanes, él me dice que era más política que religión,  de unos contra otros, de viejas rencillas en los pueblos, como cualquier guerra civil, simples odios. A el le quemaron la casa y el coche, se tuvo que ir, ahora ha vuelto. Cree que volverá a pasar, que unos olvidan, pero otros no. El Señor Barracuda se ríe mucho, me ayuda con mi indonesio,  y me aconseja que diga que estoy casado y tengo dos niños .... los locales me entenderán mejor.



Todos los días  nos hemos ido a hacer snorkel. En nuestra playa por las tardes se vienen a refugiar las crías de tiburón de punta negra. En el fondo arenoso se encuentra algún lenguado. Los peces payaso también son muy coloridos e inquietos aquí,  de estos nunc me canso tampoco. Con la marea baja los corales de colores se quedan al aire, y sorprendentemente no se mueren.




Yendo hacia las playas de la izquierda hay más vida. Más corales no espectaculares pero muchos peces, incluidos los murciélagos de cola larga que nadan muy elegantes. Lo mejor es el banco de sardinas que nos rodea y deja un agujero en el interior mientras todo a tu alrededor esta vivo y en movimiento.  Las barracudas flotan tranquilamente sobre el banco y de vez en cuando se lanzan al ataque abriendo calvas en el banco y haciendo mover a las sardinas a pinceladas. 



La playa se disfruta más por la mañana con la marea baja. Una franja de arena blanca y un mar hecho para flotar, no para nadar, tan claro que da sed. Pero estamos muy cerca del ecuador y si te descuidas te fríes, yo ya estoy negro otra vez.


Nos animamos a hacer poco, sólo un pequeño paseo por la isla, pero es un territorio muy irregular. Estamos vagos, visitamos varias playas entre paseos por el monte y nos quedamos en una en la que un local se esta dedicando a la explotación del coco. De uno en uno contra una lanza terrible los va abriendo y apilando,  cortados al medio para luego ahumarlos. 


Lo peor es la comida, muy repetitiva, arroz,  vegetales, huevos y atún.  Estas islas tienen una logística muy complicada y tienen que vivir de los que producen en la zona que es muy limitado y con  un  transporte lento y caro para ellos. Hasta el papel del baño se paga por separado. Aquí todavía hay agua de los pozos, pero en muchas islas se han secado por el retraso de las lluvias. Sólo los cocos parecen estar a mano.



Carlos me ha mandado de regalo A Flor de Piel, de Javier Moro. Que mejor sitio para leer que este. Me ha gustado. Me gusto la Pasión India, me gustó el 75% de El Imperio eres tú. No conocía la historia que me parece apasionante, por la aventura y por la determinación de todos ellos. Y los personajes de las colonias, o Santos o Villanos, pero casi siempre ganando estos últimos,  en eso poco hemos cambiado.

Decidimos irnos, con pesar, pero quiero ver algún sitio más,  aunque de estos sitios en los que estás tan bien cuesta dejarlos.  Por cierto, el paraíso cuesta 13 euros por día, todo incluido. 



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