domingo, 25 de octubre de 2015

Tangkoko

Hemos decidido acercarnos al Parque Nacional de Tangkoko.  Es uno de esos sitios en los que en teoría podremos ver animales autóctonos,  algunos sólo de Sulawesi,  algunos marsupiales como sus familiares de Australia. No es un sitio fácil de llegar por tu cuenta y este año están teniendo muchos fuegos, pero apetece  campo y un poco de animales terrestres.


Salimos sin novedad a las 11.00 de Lembeh.  La barca nos deja en el puerto. Allí tomamos un ojek,  una moto cada uno, que con mochilas y todo nos lleva a la zona de mikrolet de Bitung. En el paseo en moto tengo uno de esos momentos de éxtasis de viajero mientras cruzamos la ciudad y suena la llamada en la mezquitas, es un éxtasis por la libertad y estar en otro mundo, no por la belleza ni mucho menos, sino por la autenticidad. 

Después de intentar entendernos con los locales nos subimos a un mikrolet destino al pueblo de  Girian. Aquí gracias a las señoras del mikrolet encontramos los pickups para ir al parque nacional.  El pickup son camiones pequeños que bajan al mercado y traen de vuelta a los locales con sus compras. Aquí hemos sido la atracción. Nos ha llevado dos horas y media, menos de tres euros por cabeza y muchas relaciones locales. La verdad es que el transporte, aunque complicado, está yendo mejor de lo esperado. Siempre te intentan colar un transporte privado, pero cuando dejas claro que quieres público te ayudan a encontrarlo. Normalmente estamos pagando el precio local, a veces no, pero hasta ahora siempre nos están ayudando.


Había contactado con un local que tiene aquí unas cabañas,  Frankie,  y aquí nos hemos quedado, se llama Tangkoko Hill y están muy bien, 400.000 rupias dos personas con pensión completa, a la puerta del parque nacional. Hoy está cerrado por el fuego, a ver si mañana abre. Parece que los fuegos son intencionados, afortunadamente muchos sólo queman la hierba y no los árboles. Parece ser que este año por El Niño la sequía es más drástica. 

Nos hemos dado un paseo por el pueblo de pescadores y la playa. Es un pueblo católico, la gente muy agradable y sonriente. Todos están construyendo sus casas con ladrillos que hacen de forma casera con arena volcánica. Es domingo y hay una fiesta local, todos traen su comida y la comparten en grandes mesas corridas. También se ve a muchos locales que vienen en motos con gallos o gallinas. Los cerdos, gallinas, vacas y perros campan a sus anchas. Los locales nos siguen saludando, no hay más blancos en el pueblo. Nos llaman bule, blancos, y sonríen. 

La playa es volcánica espectacular de arena negra,  pero lo mejor es el ambiente real de pescadores que se ve en la zona, con barcas con luces para la pesca del calamar, casetas flotantes para la pesca con cestas y muchas barcas con patinadores de bambú. 


Finalmente nos quedamos sin ver a los tarsios,  el primate de grandes ojos, el más pequeño del mundo, también al cuscus que es un marsupial de la zona y a los macacos negros (bueno, de este vimos uno en Bunaken que tenían como mascota, no muy agradable de ver por cierto). El fuego ha ido a peor, van a cerrar el parque una semana así que seguiremos viaje. Los tarsios espero verlos en Filipinas si hay más suerte (ahora hay un tifón allí). Los fuegos por lo visto van a peor, hasta aquí no nos había impactado tanto. Me han contado que en Borneo esta ardiendo la turba a profundidad y esto ya no se podrá apagar de manera manual, probablemente hasta las grandes lluvias. El indonesio confía en que la naturaleza solucione todo por si misma, y sin duda lo haría sin tanta intromisión humana.

Hemos pasado el día en la playa, solos,  ni un alma. Claro,  a esta gente no les va mucho el mar en su tiempo libre, y además menos con el sol del mediodía.  La mañana la paseamos por la playa,  la tarde la pasamos andando por el  borde del parque nacional,  está lleno de pájaros. Aquí por lo visto se hace mucho avistamiento de pájaros,  muchos son endémicos.


En las cottages como las llaman aquí se está bien la comida es demasiado abundante. Aquí conocemos a un inglés que viene a ver sólo pájaros un par de semanas, luego se le unirá su mujer. También a un americano de madre nicaragüense al que le persiguen los fuegos. Por el nos enteramos de otra opción para ir a Rajá Ampat .... otra vez la decisión. 

Me extraña no ver a todo el pueblo apagando el fuego que está tan cerca,  se ve desde la playa. También me extraña la explotación del parque nacional. Parece de muy corto plazo, solo intentando colocar a los guías para la visita a los tarsios y monos, visita de un día, pero sin ninguna infraestructura que atraiga más actividad. 

Me he leído un libro en inglés,  de papel, de playa, que dejó en Kota Kinabalu una azafata alemana a la que ayude con su buceo en Sipadan. Se llama The Other Daughter,  de Nora Gardner. Es el típico bestseller policíaco,  pero esta entretenido para la playa, mucho mejor la trama que el desenlace. El final me parece un poco malo, como demasiado forzado para hacer una película mala, como la relación entre los protagonistas, sin embargo la historia me entretuvo. Intente leerme Catch 22 que tenia muchas ganas, en inglés también, pero ha sido una decepción, no he pasado de la página 50 no me ha gustado nada, me ha pasado como con En la carretera de Kerouak,  que no lo pude terminar. Quizás libros generacionales que en otra generación significan menos.

Por lo demás no hay nada mas que se pueda hacer aquí, así que nos vamos.



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