La siguiente parada de la ruta será Tioman, una isla en la costa este de Malasia, en la provincia de Johor. Para llegar allí hay que tomar un Ferry en un pueblo qué se llama Mersing, es un pueblo de pescadores y ahora parada obligada para conectar con las islas.
El autobús desde Singapur cuesta siete veces más que si lo tomamos desde Malasia, así que tomamos un bus urbano para ir a Queen Street a coger el Johor Express, que te cruza la frontera por un par de euros. Nos lleva casi dos horas llegar a Johor porque hay que volver a cruzar la frontera y sellar en los dos lados. Llegamos justo a tiempo para perder el bus. Nos tenemos que esperar tres horas aquí, tiempo que aprovechamos para cambiar dinero, comer y leer un poco.
El autobús desde Singapur cuesta siete veces más que si lo tomamos desde Malasia, así que tomamos un bus urbano para ir a Queen Street a coger el Johor Express, que te cruza la frontera por un par de euros. Nos lleva casi dos horas llegar a Johor porque hay que volver a cruzar la frontera y sellar en los dos lados. Llegamos justo a tiempo para perder el bus. Nos tenemos que esperar tres horas aquí, tiempo que aprovechamos para cambiar dinero, comer y leer un poco.
El autobús sale super puntual como siempre en Malasia, y cuesta unos 3 euros. Vamos en primera fila y nos pone en la pantalla plana grande Parque Jurásico, la última, más mala que la muerte, pero se nos pasan las tres horas de viaje en un plis. El autobús nos deja en Mersing al lado del río, en el puerto pesquero.
Nada más llegar sacamos el billete para el ferry. La agencia está al lado de la estación de autobuses. Son muy eficientes. El precio es el mismo se compre donde se compre, 70 ringgit ida y vuelta, con la vuelta abierta. Los horarios de ferry se publican cada 20 días y cambian según las mareas, pero salen por las mañanas principalmente.
Nos cogemos el de las 9 y nos bajaremos en Salang. La isla tiene como siete zonas y sólo se comunican por mar o jungla a través. Elegimos Salang después de mucho leer, en principio mejor playa, tranquila, sin resorts y con buen mar. Nos buscamos un hotel, el Embassy, está al lado y lo recomienda la Lonely. No está mal, ni bien. Es una noche.
Nos cogemos el de las 9 y nos bajaremos en Salang. La isla tiene como siete zonas y sólo se comunican por mar o jungla a través. Elegimos Salang después de mucho leer, en principio mejor playa, tranquila, sin resorts y con buen mar. Nos buscamos un hotel, el Embassy, está al lado y lo recomienda la Lonely. No está mal, ni bien. Es una noche.
Nos damos una vuelta por el pueblo, cambiamos más dinero a mejor tipo que nunca. Luego leeré que los chinos ha vuelto a devaluar su moneda, esto arrastra a todas las divisas del sudeste asiático para mantener la competitividad, estupendo para nosotros. Aunque el euro esté flojo el ringitt a pasado de 3.80 a 4.50 en cuatro meses, casi 20% de ahorro para el que viaja en euros.
Nos paseamos por el pueblo. No hay nada que ver. Sólo un río que lleva al mar, con algunos barcos de pesca, todo muy tranquilo. En las orillas del río se ven centenares de cangrejos violinistas tocando su concierto, todos moviendo su pinza mayor al compás. También hay peces de manglar que pueden vivir fuera del agua, es curioso verlos andar por el barro. Bonitos no son.
Para cenar, al no verlo muy claro, vuelvo a seguir a Lonely, nunca lo hago para comer, pero funciona bien. La señora china cocina estupendamente y todo está muy sabroso, una pena que cierre pronto y me quedé sin probar las gambas. A lo mejor a la vuelta.
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